Milenio

EL DIÁLOGO DEL PAPA Y FIDEL CASTRO

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Francisco hizo una visita inesperada y sorpresiva a mi comandante Fidel que duró aproximada­mente 40 minutos. Monseñor Federico Lombardi, vocero de la santa sede, confirmó que se obsequiaro­n libros, pero no dijo nada de lo que platicaron. Afortunada­mente pusimos en la casa un micrófono en forma de puro que grabó la conversaci­ón

Papa: Bueno, pues aquí estoy, como lo agendó Lombardi, mi manager. Fidel: ¡Te ves muy chévere, camarada católico, apostólico y romántico! Papa: Es el PPG de la isla, mejor que el Viagra y el ginseng, hermano comunista. ¡Dios bendiga al yerberito moderno! F: Qué bueno que ya estás modernizan­do la Iglesia, mi socio, porque ya estaba perdiendo creyentes. En cambio la santería se está haciendo cada vez más popular. Incluso cualquier impovisado te cuelga los collares, te raya y se raya con el dinero que te saca. P: Precisamen­te, ésta es la razón básica de esta visita. Camarada, te traigo una oferta que no podrás rechazar… F: Tú dirás, mi socio. P: La santería usa santos católicos, pero hay mucho charlatán. Por eso te propongo a ti, un símbolo viviente de la cultura afrocubana, que acuerdes un convenio con el Concilio Santero para usar solo santos autorizado­s por el Vaticano. Las estampitas yo las fabrico y tú monopoliza­s la distribuci­ón. F: Un santo, bendecido por el Papa y con el visto bueno del símbolo de la Revolución cubana… ¡Es un negocio que no puede fallar! P: Gracias, Fidel. Por algo también soy consejero en un sanedrín judío. F: ¡Brindemos con un ron tan añejo como nosotros! P: ¡Hasta no verte, Jesús mío! F: ¡Glu, glu, glu! P: ¡Glu glu glu! F: Hombre, y ahora qué hacemos ¿conversar? P: ¡No, para qué! Si día y noche nos estamos whatsappea­ndo, tuiteando y feisbuquia­ndo tú y yo, querido Fidel. Esto te lo tenía que contar personalme­nte. No confío en las redes sociales, todas están intervenid­as. Lombardi, mi manager, aprovechó el encuentro para hablar de Colombia o no sé qué cosas que vienen en la agenda. Yo vine a hacer trato de palabra, como caballeros. F: Oye, chico, ¿y qué te parece si nos damos un beso? P: ¿Un beso de hermanos cristianos? F: ¡No, un beso sabroso, apasionado y tropical! P: Hombre, pero sería de lo más aberrante, y bizarro, dos ancianos de nuestra edad… F: Pero no somos cualquier par de ancianos, tú representa­s el poder del cielo, yo represento el poder de la fuerza de trabajo, ésta es una oportunida­d única. “Hay que aprovechar el momento”, como decía Benny Moré. P: Sería como Bowie y Jagger. F: ¡Ya tú me entiendes, chico! P: Pero solo un besito, papito. F: Solo un besito, Papita. P: En una selfie, que deje idiota a la Miley Cyrus. F: ¡Mejor en Periscope, mi socio! P: Bajé la función, pero no recuerdo cómo se usa. F: ¿Cómo se usa qué? P: ¿Qué de qué? F: Ya no me acuerdo. P: Yo solo me acuerdo que me trajo Lombardi y me dijo: “Habla con Fidel Castro”. F: Ya, para la promoción del catolicism­o. P: Y de la santería. Tengo un negocio que proponerte… pero no recuerdo cuál. F: Ya te acordarás. ¡Tú eres mi huesped! Cenas y te vas.

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Dos auténticos grandes.

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