VIAJE AL CENTRO DE LA MOLE
Durante los días 18, 19 y 20 de septiembre frikis, superhéroes y quimeras visitaron la Mole Comic Con Internacional en el segundo piso del WTC y, junto a ellos, esto fue lo que observamos
El término friki se incluyó en la RAE a partir de 2012 como parte de la edición número 23 de su diccionario, definiéndolo en tres acepciones de las que destacan “raro o excéntrico” y “persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición”, pero lo que uno se encuentra en lugares como la Frikiplaza de Eje Central o en convenciones como ésta tiene más particularidades, subcategorías y gracia que la Academia no incluyó. Por ejemplo, esa amargura que caracteriza a muchos de los personajes que portan ese mote como cicatriz de guerra porque “resulta que a los frikis que ya llevan años en esto y que sufrieron la época en la que ser así era de perdedores, no les gusta mucho que ahora sea popular leer cómics”, afirma uno de los asistentes, mientras tres de sus acompañantes voltean hacia las “9 en punto” para ver a una de las cosplayer profesionales en su disfraz de Emma Frost y a su intimidante escote. Ya quisiera el stand de Kalimán atraer la mitad de esa atención.
Increpo a un tipo que compró más de 20 mil pesos entre espadas y souvenirs frikis, para cuestionarle por qué el gusto por la cultura del cómic no es específico de una edad y afirma que “en esta sociedad a las mujeres se les pide que sean de cierta forma al llegar a una edad y al hombre se le permite tener este lado infantil más activo durante toda su vida”; la respuesta apunta hacia otra característica de esta cultura: la presencia femenina es poca, la mayoría de los dibujantes, coloristas o escritores son hombres, al igual que los consumidores y es una intriga que entre el gremio mismo de creadores no se ha logrado resolver.
La Mole para varios incautos como las mamás que acompañaron a sus hijos, las novias que llegaron hasta ahí con engaños o los visitantes primerizos, representa una tienda enorme de productos de superhéroes de cajón como Batman o Superman, para los eruditos en el tema es un lugar de convivencia, deschongue y despilfarro. Mientras que para el cómic nacional es una oportunidad de darse a conocer y para que los ordinarios y los frikis se pierdan el asco. M