Los Chuchos al Big Brother
Anadie le resulta extraño que el PRD enchuchinado busque afanosamente y hasta con cierta ansiedad enfermiza alianzas expeditas que le permitan sobrevivir a los naufragios que con tanta devoción y puntualidad fabricaron. Y es que con tantos estropicios (de sus chuchineros electorales, al pacto por México, la salida de sus figuras históricas, aliancismos fallidos, abusos de la dirigencia y la elección de candidatos en el más cerril oportunismo) prácticamente se han ido quedando más solos que un mexicano en Egipto.
Es como si no conformes con haberse tropezado una y otra vez con el mismo iceberg, todavía buscaran la manera de irse sobre cualquier iglú para satisfacer sus pasiones autodestructivas pero, eso sí, muy productivas.
Y así, sin ningún arbitrio y sin quitar el letrero de “Se recibe cascajo”, agarraron a cualquier organización para hacer un trabuco con capacidades distintas; de hecho nada más les faltó unirse al Partido Verde, que es un ejemplo de civilidad y buen gusto.
Una cosa desesperada que hasta se ve mal por la falta de criterio. Con tal de tener su pequeña flota de cómplices (porque el millón de amigos para así más fuerte poder cantar, está perrón) pronto veremos a los Jesuses vistiéndose de americanistas, regalando tarjetas Monex o metiéndose de plano en el Big Brother para ganarse no el apoyo de la afición sino cuando menos su misericordia.
Sobre todo ahora que con su Congreso de búfalos mojados el PRD convirtió su promesa de profunda transformación en una sola certeza: que lo único seguro es que nada ha cambiado y que lo que sí será susceptible de ser reformado son los estatutos para que Agustín Basave se quede con la dirigencia y acabe de aburrir a los que todavía no se hayan ido.
Acá lo que llama la atención es que con todos esos antecedentes todavía existan partidos y grupúsculos dispuestos a aliarse con los del PRD.
A lo mejor les conmovió la manera en que Navarrete Navarretín hizo del caso de los 43 de Ayotzinapa y los Abarca de la Parca un mito genial donde el PRD era la víctima triunfante de un fusilamiento mediático y político.
Oséase que un gran logro discursivo donde la dirigencia del Instituto Chuchístico de Verano eran los héroes de esta película, papá.
Y sin una pequeña ayuda de Virgilio Andrade, la Secretaría de la Función Pública ni nada de esas cosas que se pudieran prestar al sospechosismo.
Cosas que pasan cuando se te olvida el marxismo y te da por el mirreynismo nada proletario. M