La Suprema Corte y el laberinto de Murat para ser gobernador
En agosto pasado relaté en este espacio cómo el Congreso de Oaxaca, liderado por el PRI, había hecho un cambio a la Constitución estatal que parecía un traje a la medida para Alejandro Murat, director general del Infonavit, reduciendo de cinco a tres los años que un aspirante a gobernador tiene que haber vivido en el estado antes de las votaciones. La nueva Ley Electoral fue impugnada por Morena ante la Suprema Corte de Justicia, que resolvió que ese y otros cambios eran inconstitucionales. El proyecto fue del ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
Los ministros determinaron la invalidez de la reforma, ya que el artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dice: “Sólo podrá ser gobernador constitucional de un estado un ciudadano mexicano por nacimiento y nativo de él, o con residencia efectiva no menor de cinco años inmediatamente anteriores al día de los comicios…”.
Así las cosas, de querer ser gobernador, Alejandro Murat tendrá que alegar que el artículo 23 de la Constitución oaxaqueña dice que “son ciudadanos del estado de Oaxaca los hombres y mujeres que hayan nacido en su territorio, quienes sean hijos de padre o madre oaxaqueños…”. Es decir, una especie de derecho de sangre, y que por lo tanto no requiere residencia ninguna. Cabe preguntar, si esto es así, por qué los priistas oaxaqueños cambiaron la Constitución.
Ayer mismo algunos ministros tocaron la constitucionalidad o no de ese artículo, pero lo abandonaron pronto, siendo que no era la “litis”, ni estaba impugnado. Si se quisiera impugnar ante un eventual registro de Murat tocaría a las instituciones electorales la decisión, ya no a la Corte.
Por si hubiera poco lío, la Corte también declaró inconstitucional toda la nueva Ley Electoral de Oaxaca. En palabras del presidente de la Corte, porque los diputados oaxaqueños actuaron de manera desaseada sin respetar los mínimos procedimientos.
Esto quiere decir que la próxima elección para gobernador tendrá que hacerse con la vieja ley, que no se ajusta a los cambios constitucionales ni a la nueva ley federal aprobados en 2014. Tocará al INE hacer reglas y normas especiales.
Todo esto, en una elección que de por sí, seré amable, estará complicada. M