¿Cuantos candidatos independientes?
Cuando se aprobó la reforma electoral que incrementó el porcentaje para obtener o conservar el registro de un partido político, de 2 a 3% de la votación nacional efectiva, una pregunta enmarcó esa discusión: ¿cuántos partidos debe haber en el país?
Algunos defendieron el bipartidismo, otros el tripartidismo y varios más el multipartidismo. Se impuso la opción liberal clásica: debe haber tantos partidos como organizaciones cumplan los requisitos de ley.
Una pregunta similar ronda hoy el ambiente, cuando los candidatos independientes irrumpen como modalidad inédita en la vida pública del país. ¿Cuántos candidatos independientes debe haber en una contienda, especialmente la presidencial, que se avecina altamente competida en 2018?
La respuesta es la misma para el caso de la reforma política de hace unos años: tantos como ciudadanos cumplan con los requisitos constitucionales y de la legislación electoral.
Reducir a una sola opción las candidaturas independientes a la Presidencia en 2018, o a cualquier otro nivel de gobierno, es tanto como impulsar un nuevo monopolio en el ámbito de la representación electoral. Pasaríamos del monopolio de la representación conferida en exclusiva a los partidos políticos (la partidocracia) al monopolio de las candidaturas independientes unipersonales (una especie de caudillismo moderno).
Otra cosa muy diferente es si, durante el desarrollo del proceso electoral, los diversos candidatos independientes acuerdan entre ellos que aquel que lleve la ventaja cuando esté próxima la elección, encabezará al resto de los participantes, quienes habrían de declinar sus aspiraciones y sumarse al puntero. Este juego de suma cero presupone la existencia de varios candidatos independientes, y no la exclusión de ellos desde el inicio de la contienda.
Se argumenta que la existencia de varias opciones independientes atomizaría y dispersaría el potencial de crecimiento de una sola candidatura competitiva, capaz de obtener el triunfo. No necesariamente. Desde hace tiempo, 7 de cada 10 posibles electores votan por las personas, no por las marcas partidistas. También, otra modalidad de participación que está en aumento es el llamado voto diferenciado, mediante el cual un elector vota por diferentes candidatos y partidos para los cargos en juego en una sola elección concurrente. ¿Cuántos ciudadanos de Nuevo León votaron “independiente” para gobernador, PRI para diputado local y PAN para presidente municipal? Decenas de miles.
Estas dos características de los llamados “nuevos electores” potencian las posibilidades de crecimiento de varios candidatos independientes a la Presidencia de la República, más allá del 8-9% que actualmente muestran las encuestas como disposición inicial favorable.
Queda finalmente el segmento de los abstencionistas como “territorio de oportunidades” para los independientes. Hablamos de un universo de 33 millones de ciudadanos que no los motiva opción política partidista alguna. Allí está el potencial real de crecimiento de dos, tres o cuatro independientes en 2018.
Por cierto, para quienes intentarán emular la experiencia del “Bronco independiente” en las elecciones estatales del próximo año, aquí les va un tip: 6 de cada 100 votos para el actual gobernador de Nuevo León fueron por su propuesta dura y ruda contra la corrupción y la inseguridad, mientras que 4 lo hicieron por el hecho de carecer de partido. Es decir, más ganó El Bronco por bronco que por independiente. m
HABLAMOS DE un universo de 33 millones de ciudadanos que no los motiva opción política partidista alguna. Allí está el potencial real de crecimiento de dos, tres o cuatro independientes en 2018