Con libros, Mankell evitó sus Arenas movedizas
El escritor sueco, uno de los grandes autores del género policiaco, consideraba que Macbeth era “la mejor novela criminal”
Yo nunca me he visto a mí mismo como un escritor de novelas policíacas. Creo que más bien estoy en otra tradición donde se usa el espejo del crimen para examinar a la sociedad, los tiempos y el mundo en el que te tocó vivir. Cuando me preguntan cuál es la mejor novela criminal que he leído, invariablemente respondo: Macbeth, de Shakespeare. “Nadie la calificaría como una historia criminal, pero es precisamente eso, al igual que El corazóndelastinieblas, de Joseph Conrad. Con esto quiero decir que no acepto incluir ningún tipo de estereotipos en mi trabajo”.
Las palabras le corresponden al escritor sueco Henning Mankell, en una entrevista que le hiizo Martín Solares, en la actualidad gerente editorial de Tusquets México, el sello que había publicado su saga de novela policiaca protagonizada por el detective Kurt Wallander. Mankell falleció ayer a los 67 años de edad, luego de luchar contra el cáncer durante más de un año.
Mankell murió la madrugada de ayer en Gotemburgo, “a consecuencia de su enfermedad”, señala un comunicado de la editorial Leopard, que fundó en 2001 junto con su amigo y editor Dan Israel, y que publicaba desde entonces todos sus libros.
El autor sueco había revelado al diario Göteborgs-Posten en enero de 2014 que le habían diagnosticado un cáncer “grave” y que tenía un tumor en la nuca y otro en un pulmón.
Tras el diagnóstico, que fue para Mankell un “descenso a los infiernos”, el escritor supo que quería escribir sobre su enfermedad, primero en artículos periodísticos en ese mismo rotativo y posteriormente en su último libro, Arenasmovedizas, en el que intercala recuerdos con sus pensamientos sobre la muerte, el miedo, la esperanza, las creencias pero, sobre todo, sobre la vida.
Mankell lanzó su primera novela, Bergsprängaren (El rompedor de rocas), en 1973, y casi dos décadas después publicó la primera de la exitosa serie protagonizada por el inspector Wallander, que también ha sido llevada a la televisión.
Entre los títulos protagonizados por Wallander se encuentran Asesinossinrostro,Losperros deRiga,Laleonablanca,Pisando lostalones,Cortafuegos,Huesos eneljardín,Elhombreinquieto y Lapirámide. Aparte de esa serie, escribió una veintena de novelas, una docena de libros infantiles y era un respetado dramaturgo en su país, además de activista de izquierdas.
Casado con Eva Bergman, hija del cineasta Ingmar Bergman, Mankell ha vendido más de 40 millones de ejemplares y han sido traducidos a 40 idiomas. Desde que hizo su primer viaje a África hace cuatro décadas, Mankell residió durante muchos años entre Suecia y este continente, donde ejercía de director artístico del Teatro Avenida de Maputo, en Mozambique.
PERSPECTIVA VITAL
Tras su diagnóstico de cáncer, supo que quería escribir sobre su enfermedad
Editado en español el pasado verano por Tusquets, Arenas movedizas hace alusión a una pesadilla que tuvo Mankell de pequeño: morir en arenas movedizas, la cual regresó al conocer que estaba enfermo de cáncer, contra la que emprendió una larga lucha.
Tras el diagnóstico, el escritor supo que quería escribir sobre su enfermedad, aunque dejó claro desde el principio que su escritura sobre su experiencia era desde la perspectiva de la vida, no de la muerte.
Recuerda la “certeza paralizante” de saber que tenía una enfermedad grave e incurable, y el período de diez días y diez noches en el que intentó “no quedar paralizado por el miedo que amenazaba con destruir” toda su capacidad de resistencia.
Mankell se refiere a su “lucha silenciosa para sobrevivir a las arenas movedizas” que eran “el agujero infernal del que, a la postre” consiguió librarse por unos meses.
Tras superar el impulso de rendirse, comenzó a leer libros sobre arenas movedizas y descubrió así que el relato sobre esas masas de arena capaces de arrastrar consigo a un hombre y matarlo era un mito: “Todas esas historias que se cuentan y lo que describen son una invención”.
Los libros se convirtieron en la mejor herramienta ante el “golpe mortal” que supuso conocer el diagnóstico de cáncer: “Coger un libro y perderme en el texto en los momentos difíciles ha sido siempre un modo de buscar alivio”, explicaba Mankell en su obra.
Junto a los libros, la fotografía de obras de arte y la música supusieron sus vías para apartar la vista de la enfermedad, según relataba el autor.
Fueron momentos de “caos emocional” en los que recordaba frecuentemente la niñez hasta que se percató de que la memoria es lo que le ayudaría a comprender y a encontrar un punto de partida para enfrentarse a esa “catástrofe”. m