Osorio, la libreta y los apuntes en rojo y azul
Prácticamente un desconocido en el mundo del futbol hasta antes del 2010, el colombiano Juan Carlos Osorio encontrará en la selección mexicana la realización del más grande de sus sueños, si es que llega a Rusia 2018. Sin experiencia en ese ramo ni en ese puesto, “el hombre de la libreta”, el de los apuntes en azul y rojo, podrá a sus 54 años graduarse asumiendo en un equipo absoluto y en el que, no obstante, su sistema e ideas encontraran limitaciones terribles y ya se verá.
Lo menos importante, aunque curioso, es que Osorio se apoya en recaditos para sus jugadores con el partido en proceso y ahí describe en azul los movimientos que espera de los suyos y en rojo los del rival. Lo ensayó en Puebla (aunque solo duró once semanas), lo perfeccionó en Atlético Nacional (6 títulos entre 2012 2014) y intentó en Sao Paulo.
Osorio habla bien y si del efecto de su discurso depen- diera, en el Clausura 2012 Puebla habría acabado de líder y campeón; en cambio, fue 12, ganó menos de un punto por juego y en la siguiente campaña –sin él- La Franja arrancó entre los tres últimos de la porcentual.
Conversé con Juan Carlos dos veces en 2012, cara a cara, eran tiempos del español Luis García; el risaraldense creía más en el sistema que en su figura, aunque de un juego rotaba poquísmo, limitado por la escasez de plantel, entrenaba en 70 metros con tres equipos de ocho o dos de 12, su base para extraer a sus once titulares, invariablemente. Prefiere salida por los costados. Parte del 4-3-3 y defiende con 3 centrales, incorporando a un lateral, en la retirada.
Por lo demás, oye y baila salsa con Julieth, su pareja los últimos 24 años; en el aula y la cancha se asegura que sabe mucho de futbol, de la táctica y los sistemas, es dedicado, analítico, obsesivo y nada le disgusta tanto como el talento desperdiciado, más aún si se trata de un futbolista. Y es un señorón.