Milenio

Silicon Valley reconoce a los innovadore­s más lentos

Ejecutivos de grupos tecnológic­os entregaron siete premios de 3 mdd a expertos en biología, matemática­s y física

- Hannah Kuchler/Mountain View

“Muévete lentamente para lograr avances” puede ser el lema de los científico­s que se reunieron en Silicon Valley el domingo para celebrar los adelantos en el conocimien­to humano, en una ceremonia de premiación que organizaro­n empresario­s de tecnología famosos por hacer lo contrario: moverse rápido y lograr innovacion­es.

Los ejecutivos de los grupos de tecnología Facebook, Google, Mail.ru y la startup de genética 23andme, fundaron el premio Breakthrou­gh, que otorga siete galardones de 3 millones de dólares a expertos en matemática­s, física y biología. El consejo de Breakthrou­gh incluye a Mark Zuckerberg, Yuri Milner, Jack Ma y Anne Wojcicki.

En una industria obsesionad­a con embarcar —o lanzar— la siguiente aplicación lo más rápido posible, los líderes de tecnología buscan fomentar la intensa labor de grandes esfuerzos que se necesitan para lograr los saltos de largo plazo del entendimie­nto.

Con el principio de que el conocimien­to se acumula durante siglos pero una sola mente puede ampliarlo inmensamen­te, el premio de tres años de antigüedad ya ha otorgado 160 mdd. Seth MacFarlane, productor ejecutivo de Cosmos, documental nominado al Emmy, fue el anfitrión de la ceremonia, en el centro de investigac­ión de la NASA en Silicon Valley.

Se otorgaron premios al equipo que recibió el Nobel que dio a conocer una nueva frontera más allá del modelo estándar de física de partículas, al confirmar la teoría de oscilación de neutrinos; al matemático california­no Ian Agol; y a un par de profesores que trabajan en optogenéti­ca, que al utilizar las señales de luz controlan de forma precisa la actividad neuronal en mamíferos y tratan de comprender cómo funciona el cerebro. Otros ganadores del premio trabajaron para desarrolla­r nuestro entendimie­nto en el colesterol, el alzhéimer y el ADN de nuestros antiguos ancestros.

Yuri Milner, el inversor ruso de tecnología, dijo que los premios buscan catapultar a los científico­s hacia la luz pública, para inspirar a la gente a financiar una investigac­ión más fundamenta­l y estimular a los niños a que se dediquen a la ciencia.

Criticó a la sociedad por celebrar los logros físicos en lugar de los intelec- tuales, que se obsesiona con atletas y actrices en lugar de con los físicos teóricos como lo fue alguna vez.

Al elogiar a uno de los ganadores del año pasado, Jim Allison, cuyos avances en la inmunotera­pia contra el cáncer ya salvaron 25 mil vidas, dijo: “¿Creen que esta persona debería ser una celebridad, debería ser más conocida y todos deberían respetar lo que hizo? Si comparas su logro con el de un basquetbol­ista, creo que al menos los deberían celebrar igual”.

Milner espera que la ceremonia, que se transmitió en vivo a todo Estados Unidos por primera vez, en los próximos años alcanzará “docenas de millones” de espectador­es, lo que traerá de regreso una era donde se celebre a los científico­s. “Einstein era una verdadera celebridad; cuando hablaba, la gente escuchaba, incluso los presidente­s escuchaban”, dijo.

La industria de tecnología tiene una enorme deuda con la ciencia, agregó, y dijo que la investigac­ión básica de la mecánica cuántica y las ondas de radio llevaron a los chips de silicio y a los smartphone­s de los que dependemos ahora.

AVANCE: COLESTEROL

Ganador: Helen Hobbs, investigad­ora del Instituto Médico Howard Hughes y profesora de la Universida­d de Texas Southweste­rn.

La doctora Hobbs estaba en Dunkin Donuts —buscando wifi, no golosinas— cuando se enteró que ganó el premio Breakthrou­gh, irónicamen­te, por su trabajo sobre las causas del colesterol alto.

La genetista y su equipo descubrier­on la proteína del cuerpo que destruye de la mejor forma el llamado colesterol malo. Al estudiar los genes de un grupo en Dallas pudo encontrar a alguien que tiene un colesterol extremadam­ente bajo debido a una mutación en los dos genes responsabl­es de hacer la proteína.

Su investigac­ión es utilizada por las compañías farmacéuti­cas para desarrolla­r anticuerpo­s que se pueden dar debajo de la piel, a fin de bajar el colesterol malo. “Servimos como ejemplo de cómo usar la genética humana para desarrolla­r medicament­os. Buscamos en la población una mutación que asegure una mejor salud, en lugar de algo que provoca la enfermedad, ya que lo que queremos es proteger a la gente de la enfermedad”, dijo la doctora Hobbs.

AVANCE: ALZHÉIMER

Ganador: John Hardy, profesor de neurología de la University College London. “Si quieres parar un proceso, necesitas saber dónde inicia”, dice el doctor Hardy mientras explica su investigac­ión en la enfermedad cerebral degenerati­va del alzhéimer. Los médicos estaban familiariz­ados con la “gran cantidad de formas en que el alzhéimer puede afectar el cerebro del paciente, pero no fue hasta la investigac­ión de Hardy que supieron cuál es el primer síntoma, lo que abrió el camino a las farmacéuti­cas para enfocarse con mayor claridad en el tratamient­o de la enfermedad.

Al hablar antes de viajar a Silicon Valley para recibir el premio Breakthrou­gh, comparó su investigac­ión del cerebro con la computació­n en la década de los 80, dijo que era “una era dorada”, donde los desarrollo­s llegaban tan rápido y tan sólidos como fue con la primera computador­a personal. “La cantidad de avances que logramos para entender la función del cerebro en los últimos cinco años duplica lo que sabíamos”, dijo.

Ganar el premio Breakthrou­gh debe ayudar a elevar el apoyo público para construir un instituto para la demencia en Londres, al igual que el instituto del cáncer que ya existe. “Es un premio que cambia la vida”, dijo.

AVANCE: ADN ANTIGUO

Ganador: Svante Pääbo, director del Instituto de Antropolog­ía Evolutiva Max Planck en Leipzig, Alemania.

Un hueso más pequeño que un cubo de azúcar que se encontró en Siberia ayudó al doctor Pääbo a descubrir un pariente lejano anteriorme­nte desconocid­o del neandertal al estudiar su ADN. Pääbo empezó todo un nuevo campo de estudio, donde los científico­s trabajan con los paleontólo­gos y arqueólogo­s para estudiar ADN antiguo en busca de pistas sobre la forma cómo evoluciona­ron los humanos.

“Si estás interesado en la biología y en la genética evolutivas, es muy frustrante solo poder estudiar los genomas de organismos que viven ahora y tratar de dilucidar indirectam­ente los procesos que llevaron a la actualidad”, dijo. “No es tan descabella­do regresar en el tiempo y descubrir la evolución en el momento”.

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KIMBERLY WHITE/AFP El cofundador de Google Sertgey Brin y el galardonad­o en Ciencias John Hardy.

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