LA MUERTE EN ESCENA
En este mundo no hay nada cierto, salvo la muerte y los impuestos. Benjamin Franklin
Eduardo Salgado, artista plástico que trabaja como ilustrador en MILENIO Diario, tuvo a bien presentarme a la actriz Carilú Navarro, quien también estudia temas metafísicos; mi chamana que consulto periódicamente para pedirle consejos, terapias sanadoras y leerme el tarot.
Fui a consultarla a principios de año y en la chorcha me contó que estaba ensayando una obra de microteatro. Hace poco recibí una invitación de Carilú para el estreno de Parásitos: Post-Mortem, el 4 de noviembre a las 8:45 PM, en el Foro Shakeaspeare (Zamora 7, casi esquina Veracruz, colonia Condesa, DF), escrita por Josué Almanza y dirigida por Adrián Darío Rosales, con Sol Méndez Roy, Tatiana del Real, Fernando Sansores, Carilú Navarro, Polo Bernal, Daniel Rivera, Antonio Alcántara y Tamara Vallarta. Me lancé para ver actuar a mi chamana y de paso conocer el microteatro (particularmente para un neófito de las artes escénicas).
¿Qué sería el microteatro? ¿Acaso un teatro dónde no caben más de cinco personas? Con enanos no puede ser, pues Carilú Navarro es alta. Sacié mi curiosidad acudiendo al Espacio Urgente 2, dentro del Foro Shakeaspere. Llegué ligeramente tarde, preocupado porque las obras del microteatro fueran tan cortas que entre la taquilla y mi asiento cayera el telón, pero afortunadamente estaba comenzando. El tamaño del teatro no me pareció tan micro (pero tampoco tan macro) y lo que sí me resultó extraño es que tuviera un elenco tan amplio, para algo que, en teoría, es micro. Durante el desarrollo de la obra pasaban y pasaban cosas y yo me decía: “Caray, cuántos acontecimientos pueden ocurrir en tan breve tiempo” (al final, Carilú me aclaró que lo que vi no fue microteatro, sino teatro normal, solo que yo me quedé con la idea de otra obra que ella había hecho en Teatro en Corto, hace ya tiempo).
No soy una persona que acostumbre asistir al teatro (como algunos saben, también soy guionista de cine, arte con el que estoy más familiarizado) y me sacaba de onda cuando un personaje se ponía intenso y le levantaba la mano a su madre (tuve que contener mis impulsos de darle un Diazepan), porque la experiencia del teatro, cuando está bien hecho, te transporta a un espacio rodeado de personas reales, como si estuvieran en la sala de su casa.
Me sorprendió lo buena actriz que es Carilú, pues su personaje es todo lo contrario a lo que es ella en la vida real. Los demás también están muy bien, nada exagerados, manteniéndose dentro del tono absurdo que exige la obra.
Lo primero que agradezco es el humor (la escena del ligue dentro de una capilla ardiente, donde están velando a un chino, es desternillante), así como los diálogos y monólogos que mantienen los trabajadores de una morgue. Lo segundo, es la honestidad frente a la muerte, que usualmente tiende a ser tan temida como reverenciada, hasta rozar con la superstición y la cursilería, aquí aparece con la ironía de sus efectos materiales, develando los oscuros intereses de los vivos frente a un cadáver.
La muerte es un personaje que está todo el tiempo en escena, muda, invisible, en la casa de una familia musulmana en guerra, una niña que no entiende los efectos de aventar un ser vivo por la ventana de un edificio; una joven que hace una parada en un prostíbulo en su camino rumbo al sur, en búsqueda de la ave cantora que revivirá a su madre.
Cuadros que van conformando historias que se cruzan, con la muerte como punto en común, y que nos recuerdan que no guste o no nos guste, dentro de nosotros viaja un esqueleto.
Al salir de la obra felicité a Carilú, quien me dijo que el escritor y el director son muy jóvenes, lo cual habla de su talento, ya que la obra tiene la madurez de un Samuel Becket, pero con un ritmo más dinámico.
Me alejé pensando en lo breve que debe de ser la vida de una obra de micro-teatro, cuando me percaté de que afuera del Foro Shakespeare había bullicio carnavalesco. Mimos y travestis conversaban y se tomaban fotos (algunas vestidas preciosas, altas, delgadas y vanidosas, tomándose selfies y viéndose en los espejos). Dos travestis me tomaron del brazo y me pusieron frente al anuncio de un espectáculo: Cita a ciegas. Me alejé pensando en venir a ver esa obra, conocer un travesti, casarme con él y dejarle todo en mi seguro de vida.
En fin, compañeros vivos, recuerden que así como a una hora muy precisa nos entregaron el equipo, tenemos también una hora para entregarlo, así que a vivir y gozar, que la tercera llamada va a comenzar.
Parásitos: Post Mortem. Todos los miércoles de noviembre, hasta el 16 de diciembre en el Foro Shakespeare, a las 8:45 PM. En la Casa del Teatro, Plaza de la Conchita, Coyoacán, sábados 7 PM y domingos 6 PM, del 7 al 29 de noviembre. m