Juniors y lobukis en un costal
En tierra de impunes, los mirreyes son la ley. Es bueno saber que a pesar de los vientos transformadores y revolucionarios que convocaron los Rolling Stones en La Habana mientras bailaban la guaracha sabrosón, el bugui, la nueva trova y el danzón (los pioneros ya no quieren ser como el Che —al que se vio bailar al ritmo de “I can’t get no satisfaction”—, sino como Mick Jagger y Keith Richards), hay cosas que permanecen incólumes como la vieja pero refrescante mitología de los hijos de papi que siempre se salen con la suya.
Por eso está como la Puerta de Alcalá viendo pasar el tiempo, uno de los grandes representantes de esta zoología tan escasamente apreciada por aquellos que le tienen envidia a los niños mimados de la vida: don Manuel de la Colina y Bárcenas, mejor conocido en el clásico Nosotros los pobres y en Ustedes los ricos como El Mujeriego, el que abandonara a su triste suerte a la madre de Chachita hasta que se perdiera en el livin la vida loca, gran ejemplo de los cachorros de la revolución institucionalizada que primero saqueaban y después averiguaban. Una de las más bonitas tradiciones mexicanas, las del junior que alegre va cantando así en su Ferrari por el camino, blindado por la red de influencias y guaruras que sus progenitores han tejido con la paciencia de la tía solterona que teje chambritas mientras ve El señor de los cielos.
Los juniors, que tuvieron a sus representantes más admirables en el hijo de Zedillo, devinieron en mirreyes y lobukis a la usanza del Nini Verde, ladies y lords en éxtasis, y en su nivel más acabado con los Porkys de veracruzanos que inspirados en el humanista gobierno de Javiercito Duarte (¿no fue justo y necesario que como a Barrabás el mismísimo Congreso desechó el juicio político?), seguramente la van a librar de las acusaciones de violación de menores que pesan sobre ellos como dictan los cánones.
Para qué molestar a los mirreyes de hoy que serán los #LordFerrari y los #LordMeLaPelas de mañana y pasado mañana.
Pero hay cosas que sí cambian. Contra todos los pronósticos, el PRIcámbrico anunció que había gente sin moral que a través de muchos medios solicitaban apoyos monetarios para el partido, y que pedía a la gente que no cayeran en el garlito. No puede ser que haya quien se atreva a usurpar funciones, no se vale.
Aunque no faltará quien diga que todo es una argucia del propio PRI para sacar una lana fingiendo que están pidiendo billetes en su nombre. Y si así fuera, debe ser por una buena causa electorera. m