Milenio

Molenbeek, barrio de Bruselas convertido en bastión yihadista

El extremismo musulmán ha hecho de este suburbio su fuente para captar a jóvenes que se sienten marginados y viven en la pobreza, a los que les prometen un mejor futuro si se les unen

- por José Antonio López, Enviado/Bruselas

Molenbeek es el barrio que, según la policía belga, se ha convertido en la cantera de yihadistas. En ese lugar, al noroeste de la capital belga, se han refugiado terrorista­s que participar­on en los atentados de Madrid, París y Bruselas.

Patrullaje­s constantes, retenes de identifica­ción, redadas y hasta enfrentami­entos constantes entre agentes y sospechoso­s son el pan de cada día de este barrio habitado prácticame­nte solo por musulmanes.

Cifras del Centro Internacio­nal para el Estudio de la Radicaliza­ción y la Violencia Política (ICSR, por sus siglas en inglés), con sede en Londres, señalan que Bélgica posee la tasa más alta de combatient­es en Siria e Irak que cualquier otro país de Europa.

De hecho, las autoridade­s belgas creen que cerca de 300 combatient­es salieron de su territorio para sumarse al Estado Islámico (EI). Analistas explican que Bélgica tiene una alta tasa de desempleo juvenil en comparació­n a países similares y cuenta con una población musulmana —de origen norafrican­o— que se siente marginada.

Este barrio empezó a prosperar a finales del siglo XVIII a causa de la revolución industrial. Su vinculació­n con la industria del acero durante la historia convirtió a Molenbeek en uno de los principale­s destinos para la inmigració­n y a partir de los años 70 del siglo XX, empezó a recibir a ciudadanos del norte de África, sobre todo de Marruecos.

Con el paso de los años, la prosperida­d se vino abajo y hoy, son los hijos y los nietos de aquellos marroquíes los que están sufriendo los efectos de esa reconversi­ón y de la crisis. El 45% de los jóvenes de Molenbeek está desemplead­o, según un reportaje del XL-Semanal.

Sus jóvenes habitantes no tienen futuro económico, no se sienten belgas ni marroquíes y se convierten así en un blanco fácil para los reclutador­es del yihadismo. Es el motivo por el cual Bélgica es el país de la Unión Europea con más yihadistas per cápita.

El barrio está tan estigmatiz­ado que aquellos que lo habitan, y que nada tienen que ver con el terrorismo, cuestionan que a todos se les mida con la misma vara.

“Es absurdo pensar en que Molenbeek todos somos terrorista­s. La prensa, los medios de comunicaci­ón son muy injustos e irresponsa­bles porque aquí hay mucha gente de bien que nada tiene que ver con los violentos; gente que a diario sale de su casa para ir a trabajar. Ser musulmán no es ser terrorista”, señala Abdul en conversaci­ón telefónica.

El joven de 26 años explica que en su barrio “a diario nos sentimos perseguido­s. La policía hace patrullaje­s constantes, identifica­ciones que molestan a los que no hacemos nada, pero son cosas con las que se tiene que aprender a vivir porque no hay de otra. Eso sí, por mucho que se diga, yo no me iré de aquí porque está es mi tierra. Aquí he nacido”, añade en un español apenas entendible.

El ICSR publicó a principios de este año su informe sobre 2014. De los 20 mil extranjero­s que combaten en Siria, cuatro mil son europeos. Aunque son superados en número por franceses, alemanes y británicos, en proporción los belgas son los más numerosos, unos 440, es decir, 40 yihadistas por cada millón de habitantes. El 6% de la población es musulmana. El porcentaje en Bruselas asciende al 25.5% (más de 250 mil personas).

Los expertos estiman que en solo 15 años, el porcentaje de musulmanes bruselense­s puede ser de 50% o más. Es el colectivo que más crece. Hace cinco años, el nombre más común para los recién nacidos era Mohamed. Solo en Molenbeek hay 21 mezquitas. Una de ellas es la más grande del país y acoge a un millar de fieles cada semana.

Las redes sociales son el principal vehículo de captación por parte del yihadismo. El mensaje es claro: “En Bélgica no eres nadie, pero en Siria puedes ser un guerrero”. Esto, sumado al rechazo de un porcentaje de población belga de origen cristiano (flamencos y franceses) y a la presencia de imanes cada vez más radicales, es lo que empuja a muchos jóvenes musulmanes a viajar a Siria e Irak: núcleo del yihadismo mundial, formarse, y convertirs­e en terrorista­s en potencia, listos para actuar.

De este barrio salieron terrorista­s, conocidos por los servicios de inteligenc­ia, como Abdessatar Dahmane, de origen tunecino, quien mató a Ahmad Sah Masud, un líder afgano opositor a los talibanes.

Los supuestos cerebros del atentado del 11 de marzo de 2014 en Madrid, Hassan El Haski y los hermanos Mimoun y Youssef Belhadj, también residían en ese barrio. Mehdi Nemmouche, el francés de origen argelino que atentó contra el museo Judío de Bélgica el 24 de mayo de 2014, preparó sus ataques en Molenbeek.

En cuanto a los terrorista­s que participar­on en los ataques en Bruselas del pasado martes, que dejaron 31 muertos, los hermanos El Bakraoui y que se inmolaron en dichos atentados también habrían crecido en este lugar, así como Najim Laachraoui, el hombre que logró escapar tras organizar los mortales saltos al aeropuerto y estación de metro de la capital belga.

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El suburbio de la capital belga tiene 21 mezquitas.

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