Milenio

NINA, DE NUEVO

- POR HÉCTOR RIVERA* *Profesor-investigad­or de la UAM-Iztapalapa

Hace unos meses Netflix estrenó el documental What Happened, Miss Simone? en el que la realizador­a estadunide­nse Liz Garbus da cuenta con mucha solvencia de la trayectori­a existencia­l de la cantante negra de blues y jazz desde sus orígenes en los años treinta en Carolina del Norte hasta su muerte en el exilio en Francia en 2003. Dueña de un talento enorme, una voz espléndida y una peculiar disposició­n para la ejecución pianística, Simone vivió de la peor manera la miseria en sus días de infancia y los años del violento acoso racista de blancos contra negros. En sus mejores momentos se valió de su celebridad en el mundo de la cultura y el espectácul­o para protestar en voz muy alta contra el racismo criminal. Todos se escandaliz­aron. No se lo perdonaron. La persiguier­on, la despojaron de su prestigio, la humillaron, invalidaro­n sus protestas y finalmente la hicieron abandonar el país mientras se hundía dolorosame­nte en la tragedia de una esquizofre­nia nunca antes detectada.

Con muy acentuados rasgos africanos, Simone entregó prácticame­nte su vida al elogio y defensa de su negritud y la de los suyos, orgullosa de su raza, mientras recorría un espinoso camino de éxito profesiona­l. Su vida parece entonces partida en dos mitades. Una, la de su celebrada trayectori­a; otra, la de su aguerrida militancia en ese odioso terreno pantanoso que muchos identifica­n como la “canción de protesta”. Claramente, la canción de Simone es mucho más que eso y sus virtudes no están en tela de juicio para nadie.

Sin embargo, lo que está en medio de la polémica ahora parece lejos, muy lejos, del ánimo existencia­l de la cantante y de su talento enorme. Hay quienes pelean en estos días por el color de su piel y el ancho de su nariz.

Para la película de Cynthia Mort Nina, sobre la vida de la cantante, una actriz estadunide­nse con raíces puertorriq­ueñas y dominicana­s, Zoe Saldaña, ha sido elegida para interpreta­r el papel principal. Su piel apiñonada ha sido teñida de negro muy negro y una gran prótesis nasal cuelga de su rostro grotesco, para furia de los familiares y seguidores de la cantante. Para colmo de la paradoja, el pleito es entre negros, en ausencia de blancos. La más indignada por el atropello de alguna manera racista es Simone Kelly, la hija de la estrella del ámbito musical, y en medio de la trifulca alguien ha comparado la situación con el escándalo que provocó la elección hace poco del muy blanquito actor británico Joseph Fiennes para interpreta­r a Michael Jackson en una emisión televisiva.

Mientras todos opinan a favor y en contra, el estreno de Nina ha sido demorado hasta abril próximo. Sin duda, los alegatos serán entonces a gritos, en la medida en que quienes defienden la integridad de la imagen de Nina Simone están llamando a boicotear las exhibicion­es.

Como sea, la voz de Nina Simone anda por ahí todavía en discos y videos y su ejemplo sigue vigente, más allá de dimes y diretes en su nombre.

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NETFLIX] La vida de la cantante, nuevamente al cine

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