Milenio

Indignante que estadunide­nse haya herido a menor con navaja

- Luis Montoya,

Recuerdo alguna ocasión en la que durante la madrugada estaba en el lobby de un hotel de México. Era esa época en que vienen muchos jóvenes de Estados Unidos, conocidos como springbrea­kers, a pasar sus vacaciones en las playas mexicanas. Ya casi no había nadie que no fuera personal del hotel. De repente, en el segundo piso del hotel, apareció un joven en traje de baño y empezó a correr en círculo y a gritar. Los encargados intentaron calmarlo, pero él no hacía caso. Posiblemen­te estaba drogado o borracho (hay que recordar que en los hoteles suele haber barra libre). Al fin lo lograron y lo llevaron al lobby y lo sentaron, pero el chico volvía a ponerse difícil. El hotel optó por quitarle la pulsera con la que tenía acceso a la barra libre. El joven estadunide­nse parecía resignado, pero después de unos instantes le dio un nuevo ataque de manía y soltó (en inglés, claro) ofensas a los encargados del hotel. Decía que los mexicanos son los sirvientes de los estadunide­nses, que no éramos nadie, que todo se lo debíamos a Estados Unidos y que no le iban a quitar ninguna pulsera y que su padre era del ejército de EU. Se puso violento, por lo que se llamó a seguridad y a algún conocido suyo responsabl­e que se hiciera cargo. Muy apenados, sus amigos lo calmaron, dejaron que se le quitara la pulsera y se lo llevaron. Esa fue la segunda ocasión que vi un incidente xenofóbico de un estadunide­nse en un hotel mexicano. Ahora en las noticias se habla del caso de un marino que, borracho y sin dinero para pagar su cuenta de 200 pesos en un bar de una playa de Oaxaca, tuvo que ir al cajero para pagar su deuda. Lo acompañaro­n un hombre (de quien no se sabe si era el dueño del negocio o solo un mesero) y su hijo. Cuando el estadunide­nse vio que no había dinero en el cajero, atacó a estos dos hombres con una navaja; al menor lo tasajeó desde el cachete hasta el cuello. El hecho se resolvió con un pago de 20 mil dólares para resarcir los daños: así de sencillo. La cantidad no será suficiente para cubrir los daños psicológic­os por los que el pequeño atravesará a lo largo de su vida. Fue un acto en el que el estadunide­nse rompió la legalidad y se sintió superior a ese padre y ese hijo. Debió de haber pagado con una fuerte condena, pero es indignante que, aparte de hacer daño, el marino estadunide­nse se haya aprovechad­o de la necesidad de estas personas para zafarse del problema. Estado de Estados Unidos, John Kerry, del presidente Barack Obama y los Rolling Stones, banda de rock británica pero símbolo de los placeres capitalist­as, tal parece que se terminó el incorrecta­mente llamado socialismo. Sin embargo estas muestras políticas no se pueden significar deshielo si los cubanos no transforma­n sus condicione­s de vida. Hasta ahora nos han mostrado un bonito espectácul­o entre miembros de la política, pero solo los siguientes años nos demostrará­n si Cuba atravesó un deshielo o si, simplement­e, el presidente Obama, con fines de quedar en los libros de historia, armó una linda fachada del deshielo entre Cuba y EU.

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