Milenio

Código Cero salva vida de un niño con trasplante de hígado

Un menor de 14 años recibió el órgano cuatro días después de que se activó la alerta, que lo puso en el primer lugar de la lista de espera

- Liliana Sosa/ México José Eduardo Sotelo y el equipo médico que lo salvó.

Asus 14 años, José Eduardo Sotelo se salvó de la muerte. En menos de una semana, y sin motivo aparente, su estado de salud se vino abajo; tenía hepatitis fulminante y era urgente un trasplante de hígado; por ello se activó el Código Cero a escala nacional y su nombre fue colocado en primer lugar en la lista de espera de trasplante­s. “Si el hígado hubiera tardado dos días más, José Eduardo hubiera muerto”, explicó el doctor Gustavo Varela, jefe de trasplante­s del Hospital Infantil.

La señora Eustolia Molina, abuela y responsabl­e de José Eduardo, comentó que un día empezó a vomitar y creyó que un agua de jamaica, que había comprado horas antes, le había caído mal. Lo llevó al doctor en dos ocasiones, pero nada lo curaba, cada día se ponía más amarillo, pero la alerta fue cuando José dijo que no podía ver.

En ese momento, su abuela tomó la decisión de llevarlo al Hospital Infantil Federico Gómez, fue ahí cuando en menos de 24 horas le avisaron de la gravedad de su nieto.

Por ello, fue activado el Código Cero, lo que significa que por su gravedad un paciente se pone por encima de la lista de espera de trasplante; se trata de vidas en peligro y personas que pueden fallecer en una o como máximo dos semanas.

Cabe destacar que el Código Cero solo se usa para hígado y corazón.

José Eduardo tuvo que esperar cuatro días para recibir un órgano. Llegó el 25 de febrero y cuatro días después su caso Este mecanismo se activa solo cuando las personas pueden fallecer en 2 semanas se difundió a través del Centro Nacional de Trasplante­s con la alerta Código Cero.

El 3 de marzo José Eduardo recibió su hígado, el donador era un hombre de 57 años de edad y 70 kilos que presentó muerte encefálica.

El hígado se caracteriz­a por tener una anatomía fragmentar­ia, parecida a un racimo de uvas, de ahí que en algunas ocasiones solo se requiera una fracción para realizar el trasplante, ya que su capacidad de crecimient­o o de adaptación a una cavidad menor es superior a la de cualquier otro órgano.

En México, solo uno de cada tres pacientes supera la hepatitis fulminante, muchas de las veces porque los órganos no llegan a tiempo o no llegan nunca.

Para darse una idea, en el Hospital Infantil Federico Gómez hay una lista de espera de 65 niños para donación de un hígado o un pedazo de este órgano.

Aunque no se logra saber qué lo origina, los especialis­tas comentan que la falla hepática está asociada al consumo de algunos medicament­os, entre ellos el Tempra, así como el consumo de tóxicos como los hongos silvestres. m

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