Duelo de inteligencias
Lee Se- dol, campeón sudcoreano del antiguo juego chino de go, sintió una gota de sudor correr por su frente. A pesar de poseer el noveno dan —máximo grado del juego—, 18 títulos internacionales y el segundo lugar a escala mundial, estaba perdiendo, por cuarta vez consecutiva.
Lo peor era que su oponente en el torneo de cinco juegos era una computadora: la inteligencia artificial llamada AlphaGo, desarrollada por la compañía Google DeepMind.
El go es el juego de mesa más complejo que existe. Consiste en poner pequeñas piezas negras y blancas en las intersecciones de las líneas del tablero y, siguiendo reglas, rodear con ellas las piezas del oponente. Gana el jugador que logra rodear más área.
En 1997, la computadora DeepBlue, de IBM, saltó a la fama al vencer al gran maestro de ajedrez Garry Kasparov, pero lo logró mediante “fuerza bruta”: tenía en su memoria una cantidad enorme de partidas de ajedrez, que podía revisar para prever 20 o más jugadas (un gran maestro puede calcular 10 o quizá 15).
El go es mucho más complejo. El número total de movidas posibles va más allá de lo que cualquier cantidad de memoria puede almacenar. Los diseñadores de AlphaGo recurrieron a algo distinto: imitar la manera en que funciona un cerebro humano. Para ello, usaron una arquitectura de “redes neuronales profundas”, que pueden entrenarse por prueba y error para que aprendan.
Alimentaron a AlphaGo con una base de datos de 30 millones de jugadas. Luego, la entrenaron poniéndola a jugar contra sí misma. El torneo contra Lee Se-dol, jugado en marzo en Seúl, era la prueba de fuego para AlphaGo. Cuando venció al confiado Se- dol en los primeros tres juegos, la sorpresa fue increíble.
Se- dol se limpió el sudor. Con un esfuerzo máximo, hizo una jugada totalmente inesperada, incluso para él. Logró así vencer a AlphaGo en la cuarta partida.
El triunfo solo sirvió para salvar su honor, pues el quinto encuentro, y el torneo, fueron ganados por su oponente. Como premio, AlphaGo recibió el noveno dan. Y la humanidad entró a una nueva era: la expresión “inteligencia artificial” ya no es solo metáfora.
Pero no hay problema. Los humanos somos todavía muy superiores a las computadoras para jugar videojuegos. m