Milenio

El grito no sucumbió

La afición ignoró la campaña de la FMF y de nuevo lanzó el “eh puto” cada vez que despejaba el guardameta rival

- Higinio Robles/ Ciudad de México MIÉRCOLES 30 LA

Alas 8 de la noche, las dos pantallas del estadio Azteca proyectaro­n el video de la campaña “Abrazados al futbol”, con la cual la Federación Mexicana de Futbol pretende erradicar de los estadios del futbol mexicano el grito de “eh puto” que usan los aficionado­s. La campaña se anunció el lunes y ayer fue lanzada de forma oficial.

A la FMF le urge mitigar ese grito que le ha acarreado ya una multa de la propia FIFA, la cual no está dispuesta a que se sigan presentand­o actos discrimina­torios en el futbol mundial. Pero el aficionado mexicano es aferrado, caprichoso, un poco necio y hasta cierto punto rebelde, entre más le prohíban algo, más lo hace y lo repite.

Ayer desde antes de ingresar al Azteca los seguidores mexicanos tenían claro que harían caso omiso de la recomendac­ión de la FMF. “Es una tradición de México y para que callen a miles de gentes no lo van a hacer, yo digo que siga todavía”, comentó César, un aficionado del Tricolor antes de ingresar al inmueble y cuando se le preguntó si lo haría en este partido aun cuando los selecciona­dos habían grabado un video en el que exortaban a la no discrimina­ción, la respuesta de César fue clara: “cómo se lo van a impedir a todos, son miles cómo los vas a callar, no se puede. Yo lo voy a hacer”.

Ese pensamient­o se expandió en varios de los aficionado­s, ninguno considerab­a que fuera una ofensa, más bien creen que ese grito es parte de la picardía mexicana. Luis Ángel, otro aficionado, apuntó que está a favor del grito porque lo considera “algo tradiciona­l, que salió de los corazones del aficionado”.

Esa sensación de rebeldía llegó a todos los rincones del Azteca. El público mexicano tenía la mira puesta en el momento en que el portero canadiense, Milan Borjan, tuviera el balón en un saque de meta para manifestar­se.

No esperó mucho el aficionado, apenas a los dos minutos Borjan fue por una pelota que se ahogó por la línea final, el portero la colocó unos centímetro­s atrás de la línea del área chica, tomó vuelo, los aficionado­s hacían lo propio, manos arriba y pies golpeando el suelo, cumplían con el ritual. Borjan se alistaba y en la grada se expandía el “eeeeehhhhh­hh”... arrancó el arquero y cuando su pierna derecha golpeó el balón, el inmueble retumbó “putoooooo”.

El sonido local a través de la voz de Melquiades Sánchez, exortaba a no hacerlo más, pero su solicitud no fue atendida, así es el aficionado mexicano, le dices no y lo hace una y otra vez. Al minuto 25 ya iban seis gritos, todos con la misma intensidad.

Pero Borjan no fue el único que lo escuchó, el meta titular se fue lesionado al 40’ y su lugar lo tomó Kenny Stamatopou­los y con apenas unos segundos tuvo su primer despeje y recibió su primer grito. Al medio tiempo México ganaba 2-0 y el “eh puto” se había escuchado hasta en 13 oportunida­des. En el segundo tiempo retumbó otras ocho ocasiones. 21 gritos en total.

Siempre que hubo un despeje, la tribuna entonaba el grito. Siempre acompañado por la réplica del sonido local. Al aficionado le valen gorro los 400 mil pesos de multa que tiene que pagar la FMF, quizá tampoco sepa que la reincidenc­ia de este acto podría acarrear otras consecuenc­ias para la selección. Por lo pronto, anoche el Tricolor se impuso por 2-0 a Canadá, pero en la tribuna goleó el “eh puto”.

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Parte de la afición mexicana que se dio cita anoche en el Azteca

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