Aguilar Camín regresa a la ficción
Habló del proceso creativo de Toda la vida, una historia “escrita con la mayor economía de medios posibles, para ser leída rápido y para ser recordada despacio”
La obra de Héctor Aguilar Camín suele vincularse con algunos de los problemas sociales que aquejan al país; luego llegaron relatos en los que se dio a la tarea de escribir sobre su propia historia, en especial la de sus antepasados, como sucedió con Adiós a los padres, una de las más celebradas novelas autobiográficas de los últimos años.
El título de la más reciente novela de Aguilar Camín es Toda la vida (Literatura Random House, 2016) y, en realidad, tiene muchos elementos de diálogo, aunque cuando por sobre todas las cosas se trata de una obra diseñada para ser leída rápido. “No es solo lo que se va leyendo al pasar lo que está implicado. Toda buena novela nos dice lo que está escrito y algo que el escritor nos está queriendo decir sin decirlo, donde está quizá lo más importante de la historia”, comentó el escritor antes de empezar a leer el primer capítulo de la novela, en la que no solo refleja un tiempo de la Ciudad de México, sino en especial “una perturbadora historia de amor”.
Así, el colaborador de MILENIO retorna al mundo de la ficción literaria “en su estado más puro”, según los editores, mediante una trama en la que, sin embargo, se reflejan algunas de sus obsesiones y fantasmas como narrador. Toda la vida comenzó a gestarse a partir de ciertas preguntas: ¿recibir y callar la confesión de un crimen pasional nos vuelve cómplices? ¿Podemos escapar al peso del pasado? ¿Somos los protagonistas de nuestro destino o simples comparsas? Son preguntas que se volvieron a plantear durante la presentación de la novela, en el Centro de Cultura Casa Lamm, en la que Aguilar Camín estableció un diálogo con sus lectores, lo que se transformó en un acercamiento no solo a la trama del libro sino a las estructuras del proceso creativo de una historia “escrita con la mayor economía de medios posibles, para ser leída rápido y para ser recordada despacio”.
Refleja un tiempo de la Ciudad de México y una perturbadora historia de amor “Como las buenas novelas, no tiene respuestas sino plantea más preguntas”
IMPUNIDAD
En Toda la vida, hay cuatro personajes que conforman una red en la que aparecen los silencios, las traiciones y las obsesiones, “cruzadas por los años que la muerte de un conocido desatará de nueva cuenta”.
Para el escritor, Toda la vida surge de varios dilemas morales e incluso amorosos: qué hacer cuando uno es testigo de una muerte y hasta qué punto podemos llegar a reconocer en alguien al amor de tu vida. “Esto puede estar hablándonos de nuestro tiempo, de si pensamos los mexicanos que esta era de violencia impune que cruza nuestra sociedad no va a tener costos en nosotros. Los personajes hacen un poco lo que estamos haciendo: viviendo con una matanza, sin ser capaces de dar una respuesta, más que mirar hacia otra parte”.
Una conversación que giró en torno a la impunidad, a la presencia de las mujeres en su universo, a los ambientes de un tiempo y, en especial, a los problemas que han enfrentado las mujeres en otros tiempos y en el nuestro, a través de la protagonista de la novela: “Una mujer autónoma, libre, a la que su libertad y su autonomía le cuestan caro, como le cuesta caro hoy día a las mujeres”.
Por su parte Ricardo Cayuela, director de Penguin Random House México, definió a Aguilar Camín como un ensayista político con muchos libros y posturas, al frente de una revista fundamental para entender la realidad mexicana, como lo es Nexos, y autor de novelas esenciales en nuestros días. “Adiós a los padres me pareció un libro desgarrador y valiente, una introspección profunda de los orígenes de su familia, y Toda la vida es una novela breve, muy intensa. Como las buenas novelas, no tiene respuestas sino plantea más preguntas, todo atravesado por un amor fatal, la bohemia pos-68 y la corrupción policiaca”.