Milenio

Palabras encadenada­s

- HUGO HERNÁNDEZ

Efraín Berry saltó a la popularida­d gracias al reality show Latin American Idol, en el que se colocó entre los tres finalistas; sin embargo, su carrera artística data de tiempo an-TES.

TES-tigos de su infancia y juventud aseguran que la vena artística de este hoy exitoso cantante y actor es de siempre. Él mismo cuenta que con apenas 4 años de edad debutó imitando a Luis Miguel. Y desde esas épocas empezó una preparació­n que ha incluido desde solfeo y piano, hasta composició­n literaria y desarrollo escéni-CO.

CO-mo es muy inquieto y talentoso, ha trabajado como cantante no solo en México, sino en una decena de países. Con esta trayectori­a en la música, Efraín bien podría haberse dedicado solo a cantar; sin embargo, ha preferido ampliar sus horizontes, que lo han llevado a construir una sólida carrera teatral, y no solo en montajes musicales (Si nos dejan, Timbiriche, Los hartistas, son ejemplos de ello); sino también en teatro de texto (Los bonobos), y ahora, incluso, como produc-TOR.

TOR-pe sería de mi parte no recordar que el debut teatral de Efraín fue en el musical Selena, al lado de Lidia Ávila, en el que dio vida a Chris Pérez, esposo de la malograda cantante, y más torpe aún sería no subrayar que desde entonces, su presencia en los escenarios es constante, como hoy puede verse en Verdad o Reto, Mentiras y en la nueva y muy interesant­e puesta en escena Palabras encadenada­s, escrita por Jordi Galcerán, conocido en nuestro país por obras como El método Grönhom, Burundanga y El crédi-TO.

TO-do lo que Efraín ha aprendido a lo largo de su ya considerab­le trayectori­a, es la base sobre la que construye el nada fácil personaje de un psicópata en esta puesta en escena que deambula entre el thriller y la comedia ne-GRA.

GRA-cias a la naciente productora Berry-Martz, por traer otra vez a nuestros escenarios esta obra que hace cerca de una década se presentó por vez primera con las actuacione­s de Alejandro Aragón y su entonces esposa Yolanda Ventu-RA.

RA-zones para ver esta obra, que se presenta los jueves en el foro Lucerna, en la colonia Juárez, sobran. Por lo que enlistaré solo tres de ellas: Interesant­e texto, dirección atinada y ágil (de Donald Bertrand); y muy buenas actuacione­s (tanto de Efraín como de Pía Vergara).

(Nota: Si quiere entender el porqué de estas mayúsculas al final y principio de los párrafos, hay que ver la obra, un juego maravillos­o, siempre y cuando no le toque perder).

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