San Pedro Xalostoc reprueba en el monitoreo atmosférico
En San Pedro Xalostoc (poblado mexiquense de Ecatepec, limítrofe con Pachuca, Hidalgo) hay neblina en pleno sol de la mañana. No se percibe a primera vista, pero sí a distancia cuando se mira hacia el cerro y destaca una espesa nata gris en la que apenas resaltan las casas color rosa mexicano. No es cuestión de clima, sino de la contaminación habitual del lugar que llegó a su límite en las últimas contingencias ambientales de esa zona metropolitana.
Durante las últimas contingencias, San Pedro Xalostoc fue reprobado por la Dirección de Monitoreo Atmosférico del gobierno capitalino, ya que regularmente sus mediciones de ozono rayan o sobrepasan el límite de 150 puntos Imeca. El dato no sorprende a nadie porque aquí se asienta uno de los cónclaves industriales más importantes de la metrópoli: alberga 225 fábricas (cinco por ciento) de las 4 mil 500 que hay en el Estado de México, según cifras de la Unión de Industriales mexiquense (Uniem).
Esas 225 son muchas, pero en realidad es un tercio menos en comparación con los años 90. “Eran 340, pero se fueron 115; nada más del área de fundición eran entre 30 y 40”, explica a MILENIO Ramón de la Peña, gerente regional de la Uniem.
Dice que migraron hacia el centro y norte del país cuando aumentaron las restricciones ambientales y no hubo más terrenos para ampliarse porque perdieron frente el boom inmobiliario de la zona.
Xalostoc pesa por el nombre de las marcas que alberga en un gran parque industrial: Bayer (químicos), La Corona (jabones), Costeña (conservas), Sigma (alimentos), Jumex (bebidas) y algunas grandes gaseras, entre otras.
Como es natural, el grueso de los negocios aledaños está ligado al ramo como gasolineras, talleres mecánicos, llanteras y vulcanizadoras. En las esquinas es común toparse obreros con uniforme y casco; o bien, guardias privados que abren paso a tráileres y camiones repartidores que entran o salen de sus instalaciones.
“No quiero decir que no contaminamos, eso sería una falacia. Lo que sí le puedo decir es que los horarios en que se dispara el monitoreo de contaminación en Xalostoc es muy temprano por la mañana, o en la tarde-noche, durante los traslados de ida y vuelta a la Ciudad de México. Nuestra contaminación es fuera de esos horarios y está regulada por los mecanismos gubernamentales, somos supervisados de manera cotidiana, por eso solo somos responsables de 10 por ciento de la emisión de gases de efecto invernadero”, afirmó De la Peña.
Víctor Manuel Casio, director de Desarrollo Metropolitano y Medio Ambiente en Ecatepec, confirma el dato: “Obviamente es un parque industrial importante aunque ya no tiene calidad de parque, pero es donde está concentrada la industria de Ecatepec. Xalostoc sí tiene emisiones, eso es indudable, pero no todo ha sido su culpa”, y pone como ejemplo el abuso en el uso del automóvil.
Frente a una contingencia el protocolo ambiental indica que las industrias deben reducir 40 por ciento su producción y, en consecuencia, sus emisiones. En ese momento los inspectores salen a visitar las fábricas para inspec- cionar y verificar que tal medida se realice; “apenas tres empresas fueron clausuradas por violar la normatividad”, precisa Casio.
SÍ PERO NO
Uniem asegura no estar contra las medidas que tomen las autoridades “para cuidar la salud de los habitantes”, pero tampoco avala la implementación del doble No Circula. Pone como ejemplo la información más reciente que publicó la UNAM, que fue retomada por diversos diarios.
En cuanto a pérdidas económicas, señaló que sí las hay, pero solo podrán cuantificarse cuando cada una de las 225 fábricas del lugar entregue sus cifras respectivas.
“Nuestro reparto de producción también se ve afectado si empezamos después de las diez de la mañana; no podemos repartir de noche por la tremenda inseguridad que hay no solo en el Estado de México, sino en toda la zona metropolitana. Si repartiéramos a esa hora esto tendría un costo adicional para las cadenas distribuidoras, lo que pegaría en el precio del producto y en la inflación. Si hacemos las entregas al mediodía, las temperaturas son más altas y la dispersión de los contaminantes es más difícil”, refiere De la Peña.
Para salvar estas trabas, señaló, las industrias analizan comprar camiones repartidores de medio uso, lo que equivale a 30 por ciento de su flota actual. “Al no ser nuevos significa que no están en óptimas condiciones, es tecnología barata; y para estacionarlos se requiere comprar o rentar terrenos. Es toda una inversión adicional”.
La Uniem destaca que no todo es malo, porque algunas industrias locales han instalado plantas recicladoras de agua y de residuos de producción; otras más generan su propia electricidad y algunas cuentan, a través de Petróleos Mexicanos, con una planta propia de abastecimiento de combustible para sus vehículos, “y allí ellos mismos han invertido para mejorar la calidad de la gasolina que usan”.
Víctor Manuel Casio anuncia las próximas medidas que adoptará el municipio, como amplios planes de reforestación; sin embargo, su apuesta mayor vendrá tras la inauguración del Mexicable y la Línea 4 del Mexibús, transportes limpios con los que se pretende reducir gradualmente el uso del auto particular. M