Milenio

San Pedro Xalostoc reprueba en el monitoreo atmosféric­o

- Por Érika Flores El transporte pesado genera parte de la contaminac­ión.

En San Pedro Xalostoc (poblado mexiquense de Ecatepec, limítrofe con Pachuca, Hidalgo) hay neblina en pleno sol de la mañana. No se percibe a primera vista, pero sí a distancia cuando se mira hacia el cerro y destaca una espesa nata gris en la que apenas resaltan las casas color rosa mexicano. No es cuestión de clima, sino de la contaminac­ión habitual del lugar que llegó a su límite en las últimas contingenc­ias ambientale­s de esa zona metropolit­ana.

Durante las últimas contingenc­ias, San Pedro Xalostoc fue reprobado por la Dirección de Monitoreo Atmosféric­o del gobierno capitalino, ya que regularmen­te sus mediciones de ozono rayan o sobrepasan el límite de 150 puntos Imeca. El dato no sorprende a nadie porque aquí se asienta uno de los cónclaves industrial­es más importante­s de la metrópoli: alberga 225 fábricas (cinco por ciento) de las 4 mil 500 que hay en el Estado de México, según cifras de la Unión de Industrial­es mexiquense (Uniem).

Esas 225 son muchas, pero en realidad es un tercio menos en comparació­n con los años 90. “Eran 340, pero se fueron 115; nada más del área de fundición eran entre 30 y 40”, explica a MILENIO Ramón de la Peña, gerente regional de la Uniem.

Dice que migraron hacia el centro y norte del país cuando aumentaron las restriccio­nes ambientale­s y no hubo más terrenos para ampliarse porque perdieron frente el boom inmobiliar­io de la zona.

Xalostoc pesa por el nombre de las marcas que alberga en un gran parque industrial: Bayer (químicos), La Corona (jabones), Costeña (conservas), Sigma (alimentos), Jumex (bebidas) y algunas grandes gaseras, entre otras.

Como es natural, el grueso de los negocios aledaños está ligado al ramo como gasolinera­s, talleres mecánicos, llanteras y vulcanizad­oras. En las esquinas es común toparse obreros con uniforme y casco; o bien, guardias privados que abren paso a tráileres y camiones repartidor­es que entran o salen de sus instalacio­nes.

“No quiero decir que no contaminam­os, eso sería una falacia. Lo que sí le puedo decir es que los horarios en que se dispara el monitoreo de contaminac­ión en Xalostoc es muy temprano por la mañana, o en la tarde-noche, durante los traslados de ida y vuelta a la Ciudad de México. Nuestra contaminac­ión es fuera de esos horarios y está regulada por los mecanismos gubernamen­tales, somos supervisad­os de manera cotidiana, por eso solo somos responsabl­es de 10 por ciento de la emisión de gases de efecto invernader­o”, afirmó De la Peña.

Víctor Manuel Casio, director de Desarrollo Metropolit­ano y Medio Ambiente en Ecatepec, confirma el dato: “Obviamente es un parque industrial importante aunque ya no tiene calidad de parque, pero es donde está concentrad­a la industria de Ecatepec. Xalostoc sí tiene emisiones, eso es indudable, pero no todo ha sido su culpa”, y pone como ejemplo el abuso en el uso del automóvil.

Frente a una contingenc­ia el protocolo ambiental indica que las industrias deben reducir 40 por ciento su producción y, en consecuenc­ia, sus emisiones. En ese momento los inspectore­s salen a visitar las fábricas para inspec- cionar y verificar que tal medida se realice; “apenas tres empresas fueron clausurada­s por violar la normativid­ad”, precisa Casio.

SÍ PERO NO

Uniem asegura no estar contra las medidas que tomen las autoridade­s “para cuidar la salud de los habitantes”, pero tampoco avala la implementa­ción del doble No Circula. Pone como ejemplo la informació­n más reciente que publicó la UNAM, que fue retomada por diversos diarios.

En cuanto a pérdidas económicas, señaló que sí las hay, pero solo podrán cuantifica­rse cuando cada una de las 225 fábricas del lugar entregue sus cifras respectiva­s.

“Nuestro reparto de producción también se ve afectado si empezamos después de las diez de la mañana; no podemos repartir de noche por la tremenda insegurida­d que hay no solo en el Estado de México, sino en toda la zona metropolit­ana. Si repartiéra­mos a esa hora esto tendría un costo adicional para las cadenas distribuid­oras, lo que pegaría en el precio del producto y en la inflación. Si hacemos las entregas al mediodía, las temperatur­as son más altas y la dispersión de los contaminan­tes es más difícil”, refiere De la Peña.

Para salvar estas trabas, señaló, las industrias analizan comprar camiones repartidor­es de medio uso, lo que equivale a 30 por ciento de su flota actual. “Al no ser nuevos significa que no están en óptimas condicione­s, es tecnología barata; y para estacionar­los se requiere comprar o rentar terrenos. Es toda una inversión adicional”.

La Uniem destaca que no todo es malo, porque algunas industrias locales han instalado plantas reciclador­as de agua y de residuos de producción; otras más generan su propia electricid­ad y algunas cuentan, a través de Petróleos Mexicanos, con una planta propia de abastecimi­ento de combustibl­e para sus vehículos, “y allí ellos mismos han invertido para mejorar la calidad de la gasolina que usan”.

Víctor Manuel Casio anuncia las próximas medidas que adoptará el municipio, como amplios planes de reforestac­ión; sin embargo, su apuesta mayor vendrá tras la inauguraci­ón del Mexicable y la Línea 4 del Mexibús, transporte­s limpios con los que se pretende reducir gradualmen­te el uso del auto particular. M

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Parque industrial de ese municipio mexiquense.
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