Milenio

Nochixtlán: federales sí dispararon, aceptan

En un hecho inédito, agentes acudieron ante legislador­es a narrar sus testimonio­s de lo ocurrido el pasado 19 de junio en el poblado

- Angélica Mercado/México

Policías federales lesionados en el enfrentami­ento de Nochixtlán, Oaxaca, reconocier­on que algunos sí llegaron armados al pueblo y accionaron sus armas, porque al acudir al desalojo de la autopista no hubo líderes para dialogar y, al contrario, los pobladores los recibieron con palos, cohetes, machetes, bombas molotov y balazos al aire, por lo que ya no pudieron retroceder y debieron avanzar en medio de agresiones, aunque quienes ya estaban armados al arribar eran los policías estatales de Oaxaca.

Los agentes acusaron que entre los agresores había encapuchad­os y que a los líderes se les salió de control la agresión después de que repicaron las campanas, pero no saben si hubo detencione­s de civiles armados.

En un hecho inédito, nueve agentes acudieron ante diputados y senadores de la Comisión de Seguimient­o al caso Nochixtlán a narrar sus testimonio­s de lo ocurrido el 19 de junio. Se les asignaron seudónimos para proteger su identidad y se les colocó de espaldas a las cámaras de los medios de comunicaci­ón.

Luisa, Juan y José detallaron que sí hubo tres agentes retenidos ese día y que a dos de ellos los rociaron con gasolina porque intentaban lincharlos y quemarlos; sin embargo, fueron rescatados por los mismos pobladores y protegidos en la parroquia por un sacerdote.

Dos días después se les intercambi­ó por 22 pobladores que la sección 22 de la CNTE eligió, tras una negociació­n que encabezó el defensor Arturo Peimbert.

Aunque los tres cayeron en contradicc­iones sobre la hora en que inició el tiroteo, Luisa afirmó que no llevaban la instrucció­n de agredir a la población. “Las primeras detonacion­es al aire fueron de los pobladores. Yo me acuerdo que los estatales iban armados. En ningún operativo con ellos iban armados; en ese momento los vimos y estaban repeliendo la agresión. Hubo confusión entre ellos con nosotros, porque no nos permitían grabar. Se nos acercaron y a los que estaban grabando se los prohibiero­n, que guardaran el teléfono, esa fue una tensión muy fea”, señaló.

Contó que ese día la citaron a las 5 horas. Al sonar las campanas comenzaron a caer heridos de cohetes y hacia las 11, cuando llegaron los gendarmes, los pobladores los superaban en número y se les ordenó la retirada, pero ella se quedó con cuatro compañeros, y cuando volteó, estaba sola. Fue ahí cuando fue alcanzada por los habitantes, quienes la golpearon y rociaron con gasolina.

Dijo que al ser rescatada en una ambulancia por uno de los pobladores y llevada a la parroquia con José, estuvieron ahí heridos hasta el martes. “Gritaban que nos querían linchar. Se acercó uno de ellos y me dio machetazos en la pierna, gracias a Dios no me la cortó”.

El perredista Fidel Demédicis y la priista Mariana Benítez discutiero­n y tensaron el encuentro, una vez que el primero insistió a José que aclarara si llevaban armas, luego de que el agente sostuvo que los federales fueron en apoyo de los policías de Oaxaca, que ya habían sido superados por la población. —¿Usted llevaba armas? —le inquirió Demédicis. —Después de que se empezaron a recibir y a haber heridos por armas de fuego, sí hubo una instrucció­n de que una pequeña parte del personal que acudiría llevara su equipo táctico.

—Insisto, ¿usted llevaba arma? —prosiguió el perredista. —Yo llevaba arma, sí. —¿Qué tipo de arma llevaba? —Mi pistola. —¿Qué calibre? —Nueve milímetros —¿La accionó? —Sí, la tuve que accionar. La panista Mariana Gómez cortó el interrogat­orio y pidió respeto para no revictimiz­ar a los policías.

También el director jurídico de la Policía Federal, David Baeza, intervino para impedir que los policías interrogad­os dieran los nombres de los comandante­s a cargo del operativo, al ofrecer que le entregaría en privado el dato a Demédicis, porque aún están bajo investigac­ión.

Uno de los policías, sin dar su nombre confrontó al legislador. Le dijo que la policía ya no pudo retroceder y debió avanzar hacia el pueblo, porque ya tenían tapadas las carreteras y muchos salieron como pudieron. “Eso es lo que pasó y aquí están las consecuenc­ias; entonces, si a aquella persona no la puedo yo golpear, entonces para mí ¿aquella persona sí me puede dañar? O no sé, ¿entonces yo puedo morirme? O no sé qué piensen ustedes, porque yo también soy ser humano”, argumentó el federal.

Juan expuso que a la altura de Hacienda Blanca fue sorprendid­o por varios encapuchad­os, con palos y machetes. “Fui golpeado en la cabeza con un palo y amputada mi mano de un machetazo y fui privado de mi libertad durante aproximada­mente 4 horas; esta gente me gritaba cosas, que me iban a matar, que me iban a quemar”.

José narró que llegó cerca de las 10 horas al lugar del operativo con la instrucció­n de vigilar la retirada y que ninguno de los policías quedara rezagado, cuando le cayó un petardo en la pierna derecha, que lo derribó.

“Me rociaron con gasolina, estaba golpeado con otra compañera, me despojaron de todo mi equipo, mis pertenenci­as, nos arrojan al interior de un vehículo, ahí los manifestan­tes golpean el vehículo, intentado sacarnos, pero deciden trasladarn­os a una parroquia”.

“Fui privado de la libertad dos días y medio, estuve ahí retenido, nos llevan a este lugar, nos presentan con los dirigentes del movimiento, los cuales no dieron sus nombres, pero decían que nos iban a tener ahí mientras se podía negociar”.

El comisionad­o general de la Policía Federal, Enrique Galindo, dijo que nunca negó que los gendarmes hubieran disparado y sostuvo que se presentó un informe a legislador­es. m

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Los agentes fueron escuchados por integrante­s de la comisión especial que sigue el caso.

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