ENVIADO CARLOS CONTRERAS
o llegó el récord mundial, pero todavía no hay nadie más rápido que Usain Bolt, tampoco en los 200 metros planos. El jamaicano se llevó el oro en Río de Janeiro al superar al canadiense Andre de Grasse de forma clara, mientras que el francés Christophe Lemaitre cerró el podio, luego de revisar el final de fotografía, porque registró 20.12 segundos, el mismo tiempo que el británico Adam Gemili, cuarto.
El multicampeón se quedó lejos de su mejor tiempo con 19.78 segundos, en parte por la lluvia que cayó en el estadio Olímpico minutos antes que arrancara su segunda final individual en Brasil.
“No estoy feliz con la marca realizada, mi cuerpo no respondió en la última recta, me estoy haciendo viejo y mi cuerpo también, creo que es mi última carrera de 200, pero mi técnico tal vez piense diferente”, reconoció el caribeño tras la prueba.
De Grasse y Bolt habían tenido otro momento para recordar en la semifinal, cuando el canadiense lo hizo empujar hasta los últimos metros para cerrar con un intercambio de sonrisas.
Así termina Usain las carreras y parece que le deja la estafeta al norteamericano de 21 años, que hace cuatro comenzó a enfocarse en las carreras de velocidad.
“No me creo todavía lo que estoy logrando, uno trabaja duro durante años y solo espera que se traduzca en algo, las sensaciones que tengo son estupendas”, afirmó.
Bolt, que generalmente empieza lento y acelera en el cierre, salió disparado de los bloques y tomó rápidamente la delantera, su victoria en ningún momento se vio amenazada, pero al ver su marca tras cruzar la meta hizo un evidente gesto de fastidio.
Los casi 50 mil aficionados del estadio Olímpico, casa del Botafogo de futbol, volvieron a entregarse al jamaicano, quien con menos medallas puede competir con el nadador estadunidense Michael Phelps para ser considerado el atleta más reconocido en la historia de los Juegos.
Tras ganar los 100 metros, Bolt había anticipado que en condiciones perfectas podría incluso bajar la barrera de los 19 segundos en los 200, la prueba donde sus condiciones físicas le benefician más por la resistencia y la aceleración que alcanza a partir de los 50 metros.
Hace ocho años llegó a Pekín como una promesa, pero con ocho medallas de oro y tres victorias consecutivas en los 100 y 200 metros no hay quien pueda negarle