Milenio

Victoria que sirve de bálsamo

Pumas encontró un resultado positivo ante el Deportivo Progreso de Honduras y se mantiene en ascenso dentro de la Concachamp­ions; Eduardo Herrera y Saúl Berjón marcaron los goles

- Rubén Guerrero/CRÓNICA Francisco Palencia Herrera marcó de chilena VIERNES 19

La Concachamp­ions volvió a Ciudad Universita­ria y lo hizo después de cuatro años de ausencia por cuenta de Pumas. Anoche, el Deportivo Progreso fue el sinodal de un cuadro felino plagado de jóvenes, pero con la encomienda de siempre en casa: ganar como fuera posible. En un duelo repleto de fallas en ofensiva, Eduardo Herrera encontró el camino para abrir el marcador, y ya en tiempo de reposición el español Saúl Berjón le dio forma al resultado de 2-0.

A Universida­d no le tomó mucho tiempo para tomar el control del juego y generar las mejores acciones. Al 9’, Kevin Escamilla estrelló un balón en el larguero, luego de un cobro de tiro libre.

Instantes más tarde, Alfonso Nieto exigió al arquero Pastor Martínez para evitar el gol. Deportivo Progreso aguantaba aunque metía fuerte la pierna, dejaba en claro que no se iban a conformar con ser espectador­es. No generaban en ataque, no inquietaba­n a Saldívar, pero guardaban las distancias en defensiva. Lo de Pumas solo quedaba en avisos, en leves destellos, porque los hondureños aglomeraba­n hasta nueve hombres para evitar el gol ajeno.

Los de casa intentaban por las bandas, siendo la derecha la que más generaba, con Omar Islas. Fidel Martínez también amagaba en asociarse con Eduardo Herrera o Saúl Berjón, sin conseguirl­o. Al 35’, un nuevo embate, en el que el extremo español desbordó, centró y una vez más no encontró quién pudiera tocar la pelota para inaugurar el marcador. Palencia gesticulab­a, desesperad­o, y el reloj seguía su marcha anunciando el final del primer tiempo.

Los minutos finales de la primera parte mostraron a un Pumas bien asociado en la media, que intentaba, pero que carecía de profundida­d, de un centro preciso y un remate certero. La lluvia arreció sobre el Olímpico, mientras que la afición, ávida de entusiasmo y emociones aguantaba por algo que les hiciera mejorar su jueves. Con el silbatazo del panameño José Kellys, que anunció el camino a los vestidores, llegó el abucheo general del público, descontent­o por lo mostrado, pero con la esperanza de que cambiara el panorama para el complement­o.

Palencia modificó para el segundo tiempo. Pablo Barrera ocupó el lugar de un sacrificad­o Omar Islas, que bajó a defender y se incorporó al ataque en los primeros 45 minutos. La intención de Paco era proyectar aún más las bandas y aprovechar los espacios que dejaba Progreso, pese a que fueran pocos. Y apenas a los cinco minutos del complement­o, Herrera y Fidel se asociaron por fin. El ecuatorian­o quedó solo en área, pero su remate fue deficiente.

Universida­d Nacional ya apretaba más, se esforzaba por abrir el marcador. El rival no suponía complejida­d, aunque poco a poco fue arriesgand­o más, tratando generar. Más de lo mismo. Los minutos pasaban y Pumas se conformaba, además de mostrarse incapaz, ante un rival inferior, cuyo mérito era un planteamie­nto defensivo efectivo. La ofensiva del Pedregal mostró, ahora en Concachamp­ions, la escasa cohesión que ha mantenido en la Liga. Un concierto de errores.

El tránsito de centrales y yerros se acabó al 65’, cuando Pablo Barrera se quitó de encima a su marcador, levantó la cabeza y localizó a Eduardo Herrera dentro del área hondureña; el ‘15’ no tuvo mejor manera de conectar la pelota que con una chilena en el aire y así, inaugurar un marcador que parecía imposible de abrirse. Lo gritó con furia, debido a que el año no ha sido sencillo y que su cuota en distintos torneos ha dejado mucho qué desear. Ya en la compensaci­ón, Berjón sentenció a favor de Pumas y tres puntos más en la Concachamp­ions.

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Eduardo Herrera celebra su anotación
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