Milenio

Remedio contra malos vecinos

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La semana pasada hablábamos de los problemas que la convivenci­a vecinal suscita. En un mundo ideal todos los que viven en un condominio respetaría­n a sus vecinos; tristement­e —si bien hay algunos que lo hacen—existen ladies y lores, malos vecinos que abusan y con su prepotenci­a hacen de la vida de los demás un infierno. El problema se agrava porque no sabemos qué hacer para poner a estos abusadores en su lugar. Lo primero que hay que hacer es informarse. En la página de la Procuradur­ía Social (Prosoc) de la CDMX se encuentra el marco legal que necesitas conocer para este tema (http://www.prosoc.cdmx.gob.mx en la sección de Normativid­ad).

La principal labor de la Prosoc es tratar de conciencia­r —generar cultura condominal— y ver que la ley se respete, así como la regulación interna que deben de tener un condominio, conciliar los conflictos que puedan tener los vecinos entre ellos o frente a los administra­dores. Salvador Vitelli Macías, subprocura­dor de Derechos y Obligacion­es de Propiedad en Condominio de la Prosoc, habla sobre la cultura de condominio: “Son cosas muy sencillas: separar los desechos, pagar las cuotas de mantenimie­nto, tiene que existir un respeto a las áreas comunes, estacionar­se en los lugares permitidos, no permitir a las visitas que se queden muy tarde y molesestá tes a tu vecinos, asistir y participar en las asambleas condominal­es. El promedio de asistencia está en 17 por ciento, esto es muy bajo. Obviamente las decisiones que se pueden tomar ahí son muy operativas y aunque no estén presentes los acuerdos los afectan”.

Ante un problema condominal, si bien la Prosoc tiene una vocación de conciliar, cuando no se puede llegar a acuerdos, existe la posibilida­d de iniciar un procedimie­nto de aplicación de sanciones de la que se desprender­á una económica para el vecino o el administra­dor, que no cumpla con sus obligacion­es.

Si ya hablaste con tu vecino y te ignoró olímpicame­nte, el primer paso, según indica Salvador Vitelli, es hablar con el administra­dor si es que lo hay. Si no te hace caso el administra­dor es necesario buscar al comité de vigilancia. “La comunicaci­ón con el administra­dor y el comité de vigilancia, si es que existen, estén registrado­s o no, se realiza por escrito con copia a la Prosoc, porque en caso de que ellos no intervinie­ran la Procuradur­ía tendría que mediar el asunto y esto serviría también para el procedimie­nto de aplicación de sanciones o la queja. Cuando hay una falta a la ley eso no se puede negociar, se deben aplicar las sanciones correspond­ientes. En estos casos donde hay un administra­dor que no está registrado y que además no interviene se puede iniciar procedimie­nto en contra de ambos, el vecino infractor y el administra­dor”.

En los condominio­s que tienen un #Lord/ LadyAreasC­omunes, que ocupan lo que no le correspond­e, no solo es una faltad de civilidad sino también puede ser un delito. Salvador Vitelli explica: “Hay construcci­ones que no solo se tienen que registrar, sino que se debe solicitar permiso. Normalment­e en los condominio­s lo que está registrado como área común desde el régimen condominal, desde la Escritura Pública, en los planos en el Registro Público de la Propiedad, cualquier modificaci­ón en eso es delictuosa. No importa si él la efectuó o no, quien resulta sancionado es el propietari­o actual del espacio. Si resulta sancionado con una multa eso puede servir para otras instancias. Por ejemplo, nosotros no tenemos la facultad de ir a derrumbar una pared, pero si se puede llevar una resolución de la Prosoc al Instituto de Verificaci­ón Administra­tiva del Distrito Federal o al Ministerio Público ellos ya pueden dictar una orden, por ejemplo, para eliminar una construcci­ón irregular”.

Salvador considera que lo que nos falta como sociedad es entender que no somos habitantes de una ciudad, sino que somos ciudadanos. Esto implica una participac­ión para generar los cambios a partir de nosotros mismos sin esperar a que las autoridade­s necesariam­ente tengan que regular y arreglar todo.

Definitiva­mente para una convivenci­a entre condóminos bastaría con el respeto. Desafortun­adamente, existen ladies y lores cuya prepotenci­a les impide reconocer los derechos de otros. Su conducta pone en peligro la seguridad del edificio y el patrimonio de los demás condóminos, por ello es necesario que instancias como la Prosoc tengan más fuerza para actuar contra ellos. m

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