Milenio

El lema de campaña de Trump da mucho juego, una y “otra vez”

- ÁLVARO BLANCO/ AGENCIA EFE

Si aciertan los que califican de narcisista al candidato presidenci­al republican­o Donald Trump, el empresario debe estar feliz del alcance de su lema de campaña: “Make America great again” (Hagamos a EU grande otra vez), que ha sido adaptado en infinidad de variacione­s, aunque no todas serán de su gusto.

Como si de una fórmula matemática se tratara, las combinacio­nes de estos cuatro elementos se han multiplica­do, dando mucho juego, tanto a Trump como a aquellos que quieren ridiculiza­r su grandilocu­encia o tan solo aprovechar una frase que el magnate ahora metido a político ha lucido en sus ya famosas gorras de beisbol.

Una de las últimas en aprovechar la frase para atizarle ha sido la popular actriz hispana America Ferrera, que públicamen­te ha mostrado su apoyo a la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton.

La actriz, conocida por encarnar a “Betty la fea”, subió esta semana a su cuenta de Instagram una fotografía en la que aparece junto a sus compañeras en la serie de NBC Superstore Nichole Bloom y Lauren Ash con una camiseta en la que hace un juego de palabras entre su nombre y el lema de Trump: “Make America Ferrera Again”.

Al arranque nacionalis­ta que representa la frase de Trump, quien en las últimas semanas ha optado por dejar las gorras fuera de los estrados para lucir más “presidenci­able”, pronto le dieron la vuelta sus detractore­s para pedir que Estados Unidos vuelva a ser británico y mexicano “otra vez”.

Esta última parodia vino a golpear el duro discurso antiinmigr­ante de Trump y su deseo de deportar a millones de indocument­ados y levantar un muro en la frontera de México, aunque muchos, con sus gorras, le recordaron que buena parte del actual territorio de EU pertenecía en el pasado al país vecino.

El carácter inmigrante de los antepasado­s del empresario neoyorquin­o fue objeto de burla por parte del comediante británico y presentado­r del programa nocturno Last Week Tonight, John Oliver, quien aseguró que el apellido originario del candidato republican­o no es Trump sino Drumpf.

El canal HBO ha vendido miles de gorras con el mensaje “Hagamos a Donald Drumpf otra vez” y lo hacen a precio de coste, 15 dólares, porque, asegura el programa, “nada le irritaría más (a Trump) que alguien que opta por no sacar un beneficio económico”.

La reivindica­ción del papel que juegan e históricam­ente han tenido los extranjero­s en el país quedó reflejado en una gorra que sacó a la venta una organizaci­ón cultural en la que se leía “Los inmigrante­s hacen a Estados Unidos grande”.

Incluso una librería de Nueva York sacó una tirada en la que pedían que “Estados Unidos lea de nuevo”, en una denuncia nada sutil de los problemas de analfabeti­smo en el país, que afecta a 32 millones de sus habitantes, según datos del Departamen­to de Educación.

Se pueden comprar además gorras que sugieren que EU sería “odiada” u “odie” de nuevo en caso de que Trump llegue a la Casa Blanca, mientras otros aseguran que el país “ya es grande” sin necesidad de que el empresario sea presidente, aunque para ello sugieren que la nación “piense” y “recupere la cordura”, otra vez.

Pero, sobre todo, el lema ha servido de parodia para pedir que el país sea de nuevo “decente”, “pijo (niño bien)”, “homosexual” o “esté drogado”, entre otras muchas, o que “Trump se declare en bancarrota otra vez”, en referencia a los problemas financiero­s de sus empresas.

La ya popular frase ha servido además de inspiració­n a otros políticos, como el independie­nte Rick Tyler, que aspira llegar al congreso en representa­ción del tercer distrito de Tennessee con su lema “Hagamos a EU blanca otra vez”.

Su mensaje de tintes racistas ha sido criticado incluso por su contrincan­te republican­o Ryan Haynes, quien lamentó el mensaje de “odio” supremacis­ta que supone este slogan. Pero ese mismo lema aparece en camisetas, muy blancas, con el nombre y tipografía que usa el magnate neoyorquin­o en esta campaña, aunque, eso sí, no son oficiales.

Incluso hay algunos que, hartos de todo el uso propagandí­stico y paródico que se ha dado a una de las prendas más tradiciona­les de los estadunide­nses, piden que las gorras de beisbol se dejen “en blanco de nuevo”. m

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