Vicepresidenta y activista de derechos humanos lamenta la iniciativa de ley en EU para bloquear créditos a Nicaragua por la deriva autoritaria del gobierno
La ex candidata a
La Cámara Baja de Estados Unidos ratificó ayer una iniciativa bipartidista que, de ser aprobada por el Senado, bloqueará cualquier préstamo que Nicaragua pida a organismos financieros internacionales mientras el presidente Daniel Ortega no modifique su deriva autoritaria, profundizada de cara a los comicios del próximo 6 de noviembre, cuando el otrora líder de la revolución sandinista de 1979-1990 busca perpetuarse en el poder de manera ilegal.
Para la socióloga Violeta Granera, defensora de los derechos humanos desde la sociedad civil y candidata a vicepresidenta por la Coalición Nacional por la Democracia, un abanico de partidos y movimientos que en agosto se quedó sin casilla, la iniciativa conocida como Nicaraguan Investment Conditionality Act (NICA) “es un hecho gravísimo. “De aprobarse la ley –dice en entrevista con MILENIO–, el bloqueo de préstamos de instancias como el FMI o el Banco Interamericano de Desarrollo afectará los programas de desarrollo y traerá inestabilidad y temor de inversionistas privados nacionales y extranjeros”.
Para Granera, “el presidente Daniel Ortega es absolutamente responsable de lo que está pasando, al buscar desmantelar la institucionalidad democrática pese a las advertencias de los efectos que esto iba a traer al país. Yo lamento que esto esté sucediendo y he llamado a Ortega y a su gobierno a que rectifique y garantice elecciones libres y transparentes, que es uno de los primeros postulados del NICA Act.
“Vamos a una farsa electoral y la única solución es llamar a elecciones limpias”
Ortega se estaba llevando de plácemes con Estados Unidos ¿Cómo entender el NICA Act?
Me parece que aquí el tema clave es la concentración de poder. Un gobierno que ejerce el poder de forma hegemónica, no sólo en lo político sino también económicamente, no trae desarrollo ni puede ser estable en ningún país. Ortega pretende ir a unas elecciones sin oposición real tras desmantelar al Partido Liberal Independiente (PLI) de Eduardo Montealegre, que iba a tener una casilla única con la Coalición con la fórmula de Luis Callejas, a la que fui invitada a respaldar. Pero como ya es sabido, el PLI fue despojado de su personería jurídica, además de que Ortega prohibió la observación nacional e internacional y expulsó a 28 diputados de oposición en el parlamento. Por eso hemos declarado que vamos a una farsa electoral y llamamos a la abstención consciente y activa.
¿Que la gente no vaya a votar?
Sí, pero que tampoco se quede en su casa. Estamos preparando en el territorio varias movilizaciones antes del 6 de noviembre –algunas ya se han hecho– y otras el mismo día 6 para documentar la abstención en las casillas y en la junta receptora de votos.
¿Qué escenarios vislumbra?
El gobierno está buscando una componenda política después de noviembre, como demuestra el desplegado de prensa hecho a inicios de mes por el ex general Humberto Ortega, hermano del presidente y ambos prominentes empresarios hoy. En la prensa, Humberto Ortega llama a la “concertación” a partir de enero. Pero la única forma de revertir esta situación es volver a hacer elecciones libres, transparentes y competitivas como manda la Constitución. Nicaragua ha tenido en el pasado el mal hábito de las componendas de cúpula y eso nunca ha resuelto los problemas.
Lo único viable es un diálogo inclusivo para llamar a elecciones libres y transparentes. Estamos de vuelta en una dictadura, y lo más grave es que es por parte de un personaje que luchó en los años de 1970 contra otra dictadura familiar.
No hemos tenido tiempo en el país para consolidar una cultura democrática y esta nueva dictadura es un resabio de esa cultura histórica autoritaria, aunque es importante que los amigos de Nicaragua, en especial el pueblo de México, sepa que somos miles, millones, los que estamos luchando desde hace años para construir una sociedad verdaderamente justa y equitativa. m