Espectáculo con espectáculo se paga
Ni Trump ni nadie contaba con que el mismísimo Vicente Fernández le iba a componer un corrido a su rival, a Hillary Clinton
Ahora sí creo que Donald Trump podría perder la presidencia de Estados Unidos. ¿Por qué, si la construcción de su personaje ha sido perfecta? Porque ni él ni nadie contaba con que el mismísimo Vicente Fernández le iba a componer un corrido a su rival, a Hillary Clinton.
Le voy a explicar: Donald Trump no está haciendo política, está haciendo espectáculo.
Esto es genial porque coincide con la época que estamos viviendo.
Hoy todo es show, ego, vanidad, estridencia, llamar la atención, exagerar el tono, ser estrafalario, agresivo, crear controversia, abrir el debate.
Y tal y como sucede con el cine, la radio y la televi- sión, no importa que la gente esté de acuerdo. Importa que esté, que dé rating, que tenga recordación.
Por eso Donald Trump es un cañonazo en las redes sociales. Cualquier cosa que diga o que haga se convierte en trendig topic.
Él sabe, como nadie, manejar la comunicación de acuerdo con los estándares del siglo XXI. Es un experto.
No es casualidad que la clave de su éxito esté en el odio, en las contradicciones, en hablar mal de los inmigrantes, de los mexicanos, en poner temas sobre la mesa como el del muro.
Mientras tanto, ¿qué estaba haciendo Hillary Clinton? Nada. Mucha política, pero nada de espectáculo.
Resultado: la señora, a pesar de su inteligencia, no brillaba, no destacaba, no convencía a las nuevas generaciones. Iba directo al fracaso.
Pero ocurrió un milagro: Vicente Fernández, una de las figuras más icónicas de la cultura latina, de la música mexicana, le escribió una canción.
Probablemente usted sea una persona muy culta, fina y visionaria y no entienda la magnitud de esto, pero un corrido escrito e interpretado por Vicente Fernández es como un regalo de Dios.
Este gran ídolo, con ese acto que le nació tan del alma, convocó a una multitud capaz de cambiar el curso de las próximas elecciones estadunidenses.
Eran miles, millones de hombres y mujeres que se sentían perdidos porque, a pesar de que podían votar, solo tenían la certeza de que había un enemigo, no de que había una opción.
Ahora saben que pueden contar con la señora Clinton y lo saben en los mismos términos en los que sabían que Donald Trump representaba una amenaza: en los términos del corazón.
Espectáculo con espectáculo se paga. Ya no hay nada que el millonario pueda hacer.
Ni una sola de sus palabras de odio va a pasar más que los muchísimos años de amor que don Vicente le ha regalado al pueblo, al mundo.
Por si esto no fuera suficiente, los actores de muchas películas y programas de televisión de Estados Unidos sacaron un video que va en un sentido parecido.
Su error es que le piden a la gente, entre bromas y diferentes conceptos, que no vote por Trump, lo cual parte de lo negativo, lo cual es publicidad, exactamente lo que alimenta la figura de ese peculiar candidato.
Pero no importa porque decenas de estrellas de Hollywood siempre serán más famosas, más bellas, más entrañables, más chistosas, más polémicas, más conmovedoras y más convincentes que un solo conductor de televisión.
Ahora sí creo que Donald Trump podría perder la presidencia de Estados Unidos. Ahora sí veremos un show de iguales. ¿O usted qué opina? M