Se asoma la división panista
Como sucede con deportistas o jóvenes artistas que se vuelven millonarios, es claro que administrar el triunfo es un problema tan serio —a veces más— que asimilar la derrota. Cuántas historias en el deporte sobre los ídolos triunfadores que terminaron derrochando su fortuna en una vida disipada para terminar viviendo en condiciones precarias.
El PAN de Anaya está en esa delicada línea. Con la victoria de junio en la que el partido arrasó en las elecciones, y su sorprendente desenvolvimiento en televisión con Manlio Fabio Beltrones, Anaya vio subir sus bonos. El hombre se vio en la Presidencia en el 2018. Dueño de los tiempos del partido y de las decisiones del mismo, apostó por una estrategia individual de fortalecimiento personal. Sacrificó en la plaza pública a quien fuera su mecenas: Gustavo Madero. Ahora, Gustavo es su principal detractor.
A eso hay que sumar los rumores aparecidos en la prensa, como el de la rebelión de los nuevos gobernadores ante la intentona de controlar las negociaciones con Hacienda —se sabe que era cercanísimo a Videgaray— con el nuevo secretario. Pero hay cosas públicas que están en la indefinición: el PAN no ha hecho declaración alguna sobre la posición oficial sobre los matrimonios del mismo sexo. No tiene un proyecto claro que diga hacia dónde irán los nuevos gobiernos del PAN, su diagnóstico de la situación nacional son mensajes aislados. Todo esto tiene una razón: no se va a meter en situaciones que pongan en conflicto su imagen pública y su interlocución privilegiada con el gobierno federal.
Uno se topa con panistas que gustosos lo apoyaron y ya no saben qué decir, no lo ven, no hablan con él y no saben qué hace aparte de esconderse. Juega a evadir los problemas. A mí, que estuve años en el PAN y trabajé en el CEN, me llama la atención cómo es que nunca sale con sus liderazgos, no llegan juntos a nada, siempre están separados. Debe ser terrible ser presidente de un partido y vivir temeroso de sus militantes.
El jueves pasado, en el programa matutino de Loret, Ricardo no asistió a un programa en el que participaron Margarita, Gustavo Madero y Rafael Moreno Valle. Anaya puso un tuit anunciando que no iría. Ni a Margarita ni a Rafael les habla el presidente del partido para nada. Compite con ellos. La noche del día del programa difundió una encuesta patito en la que tiene las preferencias de los votantes. Por eso la justificada queja de que es juez y parte y por eso la certeza de que el piso no está parejo.
Anaya está llevando a su partido a una crisis, a una división. M