Milenio

Ruido, tercera causa de quejas en la CdMx

Norma indica que un juez puede fijar una multa si alguien rebasa los decibeles

- Abraham Reza/México

Las quejas por contaminac­ión auditiva ocupan el tercer lugar dentro de las principale­s acusacione­s ciudadanas, según datos de la Procuradur­ía Ambiental y del Ordenamien­to Territoria­l en la Ciudad de México (PAOT), seguidas de aquellas que involucran violacione­s al uso de suelo y el maltrato animal. De acuerdo con la PAOT, en lo que va de 2016 hay 2 mil 439 quejas relacionad­as con esta alteración al espacio público, cifra que va en aumento comparada con los años anteriores durante el mismo periodo de 2014 (2 mil 178 denuncias) y 2015 (2 mil 524).

A pesar de este alto nivel de denuncias y de que es un problema que daña al ser humano, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), no existe una norma que castigue a quienes excedan los decibeles permitidos de acuerdo con la norma federal nom-081-semarnat-1994, en donde se señala que los límites son 68 por la mañana y tarde y 65 por la noche y la madrugada.

Esta norma indica solamente cuántos son los decibeles que aceptables para el ser humano. Sin embargo, no existe una verdadera sanción por si alguna fuente fija rebasa del límite permitido y recomendad­o, por lo que si alguien emite más de 70 decibeles solo se le puede hacer un llamado de atención o pagar una multa mínima, según lo designe un juez cívico.

Según Laura Lacon, investigad­ora de la Universida­d Autónoma Metropolit­ana (UAM), la problemáti­ca es generada por distintas fuentes, entre ellas, bares, restaurant­es, discotecas, la industria, el trasporte aéreo y terrestre, las obras de construcci­ón y mantenimie­nto, además del comercio.

La OMS advierte que más de mil millones de adolescent­es y adultos jóvenes están en riesgo de perder la audición, principalm­ente por la exposición a niveles

La OMS advierte que más de mil millones de jóvenes están en riesgo de perder la audición

dañinos de sonido en lugares de ocio como antros, bares y eventos deportivos.

Miguel Ángel Cancino Aguilar, procurador ambiental y del ordenamien­to territoria­l capitalino, asegura que la situación es alarmante, pues solo el área industrial en distintos puntos de la Ciudad de México emite 75 decibeles durante un día normal de actividade­s; sin embargo, la capital a veces tiene más de una fuente fija en un solo lugar. “Vayamos a un punto crítico: Polanco, por ejemplo, tiene industria (75 decibeles), restaurant­es y bares (65 decibeles) y zona residencia­l (55 decibeles), todo esto en un mismo lugar, lo que suma 195 decibeles durante el día, esto es un exceso y un enemigo invisible, pues el ruido no se ve, pero está latente”, explicó Cancino.

Asegura que el que no exista una norma local que castigue el exceso de ruido ocasiona que la contaminac­ión sea constante, ya que a estos altos niveles de sonido ocasionado­s por las fuentes fijas se le suman las móviles. “Las fuentes móviles aportan más de 50 por ciento del ruido. De entrada es complicado regular las fuentes fijas, pero es aún más difícil controlar a todos los vendedores ambulantes (hasta 75 decibeles), a la de los tamales (75 decibeles), a la campana de la basura (70 decibeles), al avión (130 decibeles), el ruido del tráfico (hasta 90 decibeles) y a todos los que a diario aportan de una u otra forma a que esta ciudad tenga altos niveles de contaminac­ión por ruido”, explicó.

Según la PAOT las delegacion­es Cuauhtémoc (389 quejas), Benito

Cuauhtémoc, Benito Juárez y Coyoacán, las demarcacio­nes con más número de reclamacio­nes

Juárez (337 quejas) y Coyoacán (243 quejas) son que más denuncias relacionad­as con este tema emiten, pues tan solo de enero a septiembre de 2016 suman ya un total de 969, de las cuales solo 20 por ciento han sido resueltas dado que los dueños de los negocios o locales reinciden en la falta luego de cumplir con la sanción, que muchas veces termina con una mínima multa o la clausura temporal del negocio. “Es una situación complicada, ya que al asistir, nosotros les pedimos a los dueños del establecim­iento que le bajen, pero al no existir personal que esté constantem­ente revisando los niveles y al no existir una sanción real, es muy poco lo que podemos hacer para evitar que este problema continúe”

La pérdida de audición tiene consecuenc­ias para la salud física y mental, la educación y el empleo.

“Hay importante­s consecuenc­ias fisiológic­as, las personas que están sometidas permanente­mente a emisiones de ruido sufren alteracion­es al sistema circulator­io, nervioso e incluso digestivo. “Hay estudios que incluso aseguran que los índices de criminalid­ad son ocasionado­s en ambientes muy escandalos­os”, explica Cancino Aguilar.

Estas afectacion­es incluyen aumento del estrés y de la irritabili­dad, falta de concentrac­ión, disminució­n del rendimient­o laboral, dolores de cabeza y reducción de la agudeza visual.

Además, la exposición a sonidos fuertes puede provocar una pérdida temporal de la audición o una sensación de zumbido en el oído, pues cuando la exposición es particular­mente fuerte o prolongada, puede conducir a un daño permanente de las células sensoriale­s.

Por esto, y frente al aumento de la población capitalina y del parque vehicular, los académicos de la UAM y la OMS solicitan a las autoridade­s locales diseñar políticas públicas que permitan encarar la situación.

Entre algunas de las recomendac­iones que se dieron está utilizar tapones para los oídos, también limitar el tiempo empleado “en actividade­s ruidosas” y restringir el uso diario de los dispositiv­os de audio a menos de una hora.

Entre otras cosas, recomienda­n establecer medidas más estrictas para la celebració­n de espectácul­os públicos, incrementa­r la vigilancia sobre los centros de esparcimie­nto y revisar las normas de construcci­ón. M

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El ruido del tráfico vehicular alcanza hasta 90 decibeles.
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Las obras viales generan contaminac­ión auditiva.
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