Ejércitos sirio y ruso mantienen una potente ofensiva militar contra los terroristas yihadistas y la oposición armada para intentar recuperar el control de la segunda ciudad del país, pese a condenas de la ONU
Desde el viernes, los
Los países occidentales acusaron a Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, reunido de urgencia en Nueva York, tras otra jornada de bombardeos en Alepo, lanzados por fuerzas oificiales sirias y su aliado ruso, que dejaron más muertos.
Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos convocaron al Consejo para aumentar la presión sobre Rusia e insistir en que frene a su aliado sirio en su campaña de bombardeos en los barrios rebeldes de Alepo, cuya caída sería un espaldarazo para el gobierno del presidente sirio Bashar Asad.
Desde el viernes, el ejército sirio y Rusia lanzaron una ofensiva para reconquistar los barrios en el este de Alepo, segunda ciudad del país, bajo control de la oposición armada siria apoyada por la coalición militar internacional que lidera EU y los grupos terroristas del Estado Islámico (EI o Daesh) y el Frente al Nusra, de Al Qaeda.
“Se están cometiendo crímenes de guerra en Alepo”, dijo a periodistas el embajador de Francia, François Delattre. “No deben quedar sin castigo y la impunidad simplemente no es una opción en Siria”, agregó.
Su par ruso Vitali Tchurkin responsabilizó a la coalición internacional. “Centenares de grupos fueron armados, el país bombardeado sin criterio”, dijo. “En estas condiciones traer la paz es en consecuencia una tarea casi imposible”.
El presidente turco Recep Erdogan —uno de los responsables junto con
“Centenares de grupos fueron armados por la coalición” que lidera EU, reclaman en Moscú
EU y Arabia Saudita de alentar la guerra interna contra el presidente Asad— se dijo ayer dispuesto a participar en una operación con EU para expulsar a los yihadistas terroristas del EI de Raqa, en el norte de Siria, a a condición de que las milicias kurdo-sirias no formen parte de la misma.
El 24 de agosto, Turquía lanzó una ofensiva militar para expulsar de su frontera al EI y a los rebeldes kurdos.
Erdogan consideró que sería una “vergüenza” que Turquía y EU no consiguieran acabar con los 10 mil yihadistas del EI presentes en Siria hoy, según cifras del mandatario.
“Justo cuando pensábamos que las cosas no podían ponerse peor en Siria, se pusieron”, concordó el embajador británico Mattew Rycroft.
“Las municiones incendiarias que se lanzan en Alepo son indiscriminadas y son una clara violación de las leyes internacionales, al igual que las bombas de barril que caen de los cielos”, afirmó el diplomático.
“¿Qué excusa hay para hacer algo menos que tomar fuertes medidas para detener un crimen deliberado? Cuánto tiempo más quienes tienen influencia permitirán que esta crueldad continúe? Urjo a todas las partes involucradas a trabajar firmemente para poner fin a la pesadilla”, dijo el titular de la ONU, Ban Ki-moon.
La lluvia de bombas dejó al menos 124 muertos, 25 de ellos ayer al amanecer, según un nuevo balance del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Entre ellos, figuran 19 niños y mujeres atrapados bajo las ruinas de los edificios destruidos en los ataques.
Desde que el jueves el ejército sirio anunciara una nueva ofensiva para recuperar los barrios rebeldes, habitantes y militantes han dado cuenta de la utilización, además de las bombas de racimo, de un nuevo tipo de proyectiles que al ser arrojados hacen temblar la tierra, provocando derrumbes. m El presidente cubano, Raúl Castro, llegó ayer a Cartagena de Indias para asistir a la firma del acuerdo de paz entre el gobieno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), informó la televisión estatal. El mandatario cubano fue recibido a pie de escalerilla por la viceministra colombiana de Relaciones Exteriores, Patti Londoño, y por una guardia de honor del ejército colombiano. Las FARC y Juan Manuel Santos negociaron en La Habana un acuerdo para poner fin a más de 50 años de conflicto. Los suizos dieron el sí ayer en referendo a una ley que autoriza a los servicios secretos a escuchar las comunicaciones telefónicas y vigilar las actividades en internet, principalmente para desbaratar amenazas terroristas. Según los resultados, 65.5% de los electores aceptaron esta nueva ley superando los resultados que vaticinaban los sondeos durante la campaña (53-58%), con una tasa de participación de alrededor de 43% (habitual en Suiza) de los habilitados para votar.