Braulio Peralta
La historia de mi familia, de mis abuelos, maternos y paternos, en río. De mi padre, Gregoria Gómez Castán, diré que tuvo a Francisco sin autoridad paternal. El cura lo bautizó y el registro civil lo “reconoció” ilegítimo. De mi madre, Natividad Aguilar y José Villegas, casados, tuvieron a Leopolda, Vicenta, Carmen y Virginia. Pero Nati pasó 25 años sin amar a José porque supo de sus traiciones extramaritales. Ni un beso, ni un abrazo le dio, hasta la muerte de José. La abuela lo lloró. Así empieza el ramo familiar.
Leopolda se casa con Francisco y tiene seis hijos. De los hijos se casan tres y forman familias por Iglesia y civil. De los casados, dos lo hacen más de dos veces y uno termina separado. Otro enviuda. Los otros tres, ni hijos ni concubina ni nada. Aparecí y dije: soy gay. Como gay duré 23 años emparejado, hoy separado. Ahora mi familia se llaman Biga y Bolillo, perritos adorables. Mi familia se diversifica: aparece Christian. Lo que duré…
De los sobrinos, solo tres de los 12 que tengo son casados pero ya no por registro civil o Iglesia. Hay quienes eligen la soltería, o madres solteras, o con amante o lo que caiga. Los hijos de mis hermanos aprendieron que abuelos y padres se quejaban de sus matrimonios y no quisieron repetir la historia. Yo, desde luego, nunca pensé en casarme —ahora que se puede—. Las ramificaciones de la familia son infinitas.
Las familias van aprendiendo el oficio de vivir en soledad o acompañado, sin intervenciones legales o religiosas. Las abuelas contaban atrocidades de sus sufrimientos, especialmente con sus hombres, por la traición con otras. Los abuelos, al contrario, decían que mantener a una mujer era el costo de la época. Hoy no sucede así con las sobrinas, que trabajan a la par que sus hombres. La familia económica, si colabora, vive mejor.
Las familias son un remolino de problemas. Padres, hijos, sobrinos, tíos, abuelos, hermanos. No sé de qué familia hablan los que marcharon el sábado. Sí sé que hoy las familias desconocemos a nuestra familia tradicional. Paren de sufrir. Acepten la familia que tengan. No pasa nada. Siempre es empezar…
Y usted, ¿qué familia tiene? m