Milenio

Gil Gamés

Qué raro es todo. El operador de Monreal se armó un fiestón de rompe y rasga de unos 150 mil pesitos, luego lo detienen con 600 mil del águila en una caja y de inmediato se convierte en una campaña contra el delegado

- Gil s’en va

Gil vio y leyó con los ojos de plato y plata el refuego que se armó alrededor de Ricardo Monreal y sus trabajos al frente de la delegación Cuauhtémoc. Primero, el director jurídico de la Cuauhtémoc, Pedro Pablo Antuñano, organizó tremenda fiesta de cumpleaños. Gilga lo leyó en su periódico Reforma, en una nota de Manuel Durán: vestido de charro, 250 invitados, bailarinas, batucada. Esas son fiestas y no pedazos, faltaba más. El Tigre, como apodan al operador más cercano de Monreal, celebró la noche del martes 13, ni te cases ni te embarques ni de tu casa te apartes, en el Salón Jardín Los Panchos, en la colonia obrera, el festejo de su onomástico (¿así se dice?).

La fiesta, cotizada por Reforma, pudo costar 80 mil pesos, sin incluir las bebidas alcohólica­s, las bailarinas y la batucada. Así las cosas (muletilla simple y llana), el sarao debió costar sus buenos 150 grandes, o más, depende de lo que tomen los señores y las señoras; si beben Glenfiddic­h 15, como Gamés, la cosa se va para arriba (no empiecen), si beben Capitán Morgan, la cosa se va para abajo (¿siguen?). Entre los invitados estuvo presente la mayor parte del gabinete delegacion­al y el propio Monreal, quien bebió un tequila y se fue rápidament­e a seguir con sus ocupacione­s, mju.

Cuenta la crónica de Durán que Antuñano se servía tequila, whisky y cerveza, mientras bailaba alrededor de dos bailarinas. ¡Esooo! Vengan chiquitas que aquí está su picaflor. A ver, señorita, véngaselo con chu papá. Nadie reporta si el charro Antuñano hizo suertes con la reata (ya en serio, con ustedes no hay forma). La fiesta duró hasta las 3 de la mañana, hora más que decente para terminar un gran cumpleaños.

El pastel tenía forma de tigre y en la invitación venía impreso un tigre... el único que no parece tigre es Antuñano, pues le sobran como unos 15 kilos, ¿hay tigres gordos?

Caja

Dos días después de la somera fiesta, Pedro Pablo de Antuñano iba muy quitado de la pena en calles de Polanco. Llevaba en su coche una caja de zapatos que contenía 600 mil pesos. La procuradur­ía investiga de dónde proviene tanto efectivo. Nadie cree, desde luego, que ese dinero provenga del cobro a dueños de bares, autorizaci­ones anómalas y omisiones en obras públicas, faltaba más.

Antuñano formó parte del gobierno de Ebrard, en el Instituto del Deporte, se ignora si el deporte blanco, el tenis, les gusta a los charros. Antuñano abandonó el PRD cuando el partido se dividió y apareció Morena. Después de que fue detenido, Antuñano renunció.

Resulta que según Antuñano, la fiesta se la invitaron, en cuyo caso, el diario

Reforma informa (orma-orma) que es un delito recibir regalos de ese tamaño: “En mi fiesta de cumpleaños no se erogó un solo centavo ni mucho menos del erario público y fue producto de la cooperació­n solidaria de muchos amigos (…) Tampoco la batucada cobró un centavo porque somos amigos desde hace muchos años. A diferencia de otros tengo muchos amigos (…) Cada quien llevó su botella de tequila. Y sí, me eché unos tequilas, nos la pasamos muy bien y nos fuimos a una hora prudente”. Ay, Antuñano: estás viendo y no ves.

Campaña

A todo este bochornoso, impúdico, impune e ilegal asunto, el delegado Monreal le llama campaña de su periódico

Reforma contra su desgobiern­o, perdón, gobierno delegacion­al: “Por supuesto es un golpeteo (del PRD). Lo que pasa es que Morena sale arriba en las encuestas y, dentro de Morena, yo aparezco. Entonces yo soy el adversario a vencer. No importa lo que haga”.

Qué raro es todo. El operador de Monreal se armó un fiestón de rompe y rasga de unos 150 mil pesitos, luego lo detienen con 600 mil del águila en una caja y de inmediato se convierte en una campaña contra Monreal porque Morena va arriba en las encuestas. Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y medito: pensará Monreal que el mundo se chupa el dedo y mueve una sonaja. No jalen porque cobijan, como decía el clásico del clóset de cristal. Ah, qué Monreal, pasarse de listo: gran error de la política activa.

Dura

Monreal al micrófono: “Es una estrategia muy sistemátic­a, pero no me van a hacer nada. Me van a hacer lo que el viento a Juarez”. A Liópez y a Monreal les gusta invocar a Juárez, en fon, cada quien sus sueños. Oigan esto por piedad: “Hace unos días fui a una reunión con un grupo de la Condesa y me dijeron: ‘Aguas, Ricardo, porque viene una embestida millonaria a través del periódico Reforma. Aguas, va a venirse dura”. Oh, ¿ya albureando al delegado? ¿Faltándole el respeto al próximo jefe de Gobierno de Ciudad de México? Esto lo va a saber

Liópez, y con Liópez no hay tu tía. Las embestidas, para que lo sean, deben ser millonaria­s, misteriosa­s, oscuras. Ya en serio, mejor que Monreal explique a dónde llevaba su operador el dinerito. ¿No lo sabía Monreal? ¿Forma parte Gilga de la campaña contra Monreal? Es que de veras.

Gil leyó en voz alta a Groucho Marx: En las fiestas no te sientes jamás; podría sentarse a tu lado alguien que no te guste.

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Pedro Pablo Antuñano, El Tigre, formó parte del gobierno de Marcelo Ebrard.

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