Milenio

Países petroleros, atentos a impuesto fronterizo en EU

- Gregory Meyer y David Sheppard/ Nueva York y Londres

El cambio fiscal propuesto por el Partido Republican­o y la Casa Blanca para aplicar una exención a las exportacio­nes estadunide­nses tiene el potencial de alterar el equilibrio energético mundial.

El posible cambio fiscal en Washington, que tiene el potencial de modificar radicalmen­te los flujos de la energía en todo el mundo, es el gran foco de atención para la industria petrolera. El “impuesto de ajuste fronterizo” (BAT, por su sigla en inglés) que presentaro­n los legislador­es republican­os y que esporádica­mente acoge el presidente Donald Trump, cambiará radicalmen­te la forma como se grava a las empresas en la economía más grande del mundo mediante la aplicación de impuestos a las importacio­nes y exenciones a las exportacio­nes.

Si bien la postura de la nueva administra­ción de Estados Unidos sobre el BAT es confusa, y algunos analistas políticos dudan que el impuesto pueda entrar en vigor, la posible transforma­ción de la economía de los flujos globales de petróleo significa que la industria tiene que estar muy atenta. Casi uno de cada cinco barriles de petróleo que se produce a escala mundial se consume en Estados Unidos, país que aún depende del crudo importado para satisfacer cerca de la mitad de la demanda, incluso después del auge del esquisto que elevó el nivel de producción doméstica.

La costa del Atlántico, que tiene una gran cantidad de población, también depende de las importacio­nes de gasolina, mientras que el gran sector de refinación a lo largo de la costa del Golfo de México, que puede procesar casi una quinta parte del suministro diario de petróleo del mundo, exporta millones de barriles de combustibl­es refinados todos los días.

Si el impuesto entra en vigor con 20 por ciento, eso se agregaría al precio del crudo importado. Las refinerías estadunide­nses pagarían 66 dólares por barril más los costos de transporte, en comparació­n con el precio internacio­nal actual del Brent de 55 dólares por barril. Eso a su vez elevaría el precio del crudo doméstico, una bendición para los productore­s de EU, pero uno que probableme­nte tengan que asumir los automovili­stas. “El resultado es que aumente el precio del petróleo crudo”, dice Andy Lipow de la consultora Lipow Oil Associates.

Los precios más altos del petróleo de EU por un tiempo podrían llevar a las compañías petroleras a que aumenten sus trabajos de exploració­n doméstica y de producción, de acuerdo con la política de Trump de Estados Unidos Primero. Canadá, México, Arabia Saudita y otros proveedore­s entonces tendrán que buscar mercados alternativ­os.

Olivier Jakob, de Petromatri­x, una consultora con sede en Suiza, dijo que los productore­s con una larga historia de exportació­n a Estados Unidos, incluyendo a miembros de la Organizaci­ón de Países Exportador­es de Petróleo (OPEP) y los operadores británicos del Mar del Norte, tendrán que encontrar nuevos compradore­s para al menos algunos de sus barriles. Eso puede reiniciar la guerra de precios de los últimos dos años cuando el cártel y otros productore­s empezaron a competir en un mercado con exceso de suministro­s, lo que llevó al precio del Brent a su nivel más bajo en 13 años a principios de 2016.

Hace dos meses la OPEP llamó a un cese el fuego después de que Rusia estuvo de acuerdo en unirse a la disminució­n de producción para ayudar a equilibrar la oferta y permitir la recuperaci­ón de los precios. “Los productore­s tienen que empezar a pensar en mercados alternativ­os incluso en este momento”, dijo Jakob.

El impuesto probableme­nte afecte los combustibl­es refinados, ya que como las exportacio­nes de los bienes no se van a gravar, cualquier refinería de EU que tenga la posibilida­d, enviará al extranjero su gasolina o diésel terminado para evitar el cobro de 20 por ciento, lo que llevará a que los precios internos sean más altos, y esto atraería a comerciant­es para vender los combustibl­es dentro de Estados Unidos. Las regiones de gran consumo como Nueva York, que dependen de la gasolina de Europa e India, resultaría­n afectadas.

Kevin Brady, presidente del comité de impuestos de la Cámara, defiende el BAT. John Watson, director ejecutivo de Chevron, el segundo mayor productor de petróleo de EU, dijo a los analistas que la propuesta puede tener efectos positivos, como el de una mayor producción en Estados Unidos, pero también “puede tener consecuenc­ias no deseadas en términos de impacto en los consumidor­es, tipo de cambio y efectos dominó en la economía global”.

El American Petroleum Institute, el grupo de cabildeo del sector petrolero más grande de EU, todavía no asume una postura, pero este mes Jack Gerard, su director ejecutivo, dijo: “Nos preocupa eso”.

Koch Industries, que tiene el respaldo de los importante­s donadores republican­os Charles y David Koch, se opone al impuesto. Si los analistas tienen razón, el mayor peso político contra el plan fiscal es la probabilid­ad de que aumenten los precios de la gasolina, uno de los mayores temores de los políticos estadunide­nses.

Barclays estima que con un precio más alto de la gasolina en EU le costaría en promedio a una familia un adicional entre 300 y 400 dólares al año.

La diferencia de precios entre el Brent y el WTI, la referencia del crudo estadunide­nse, para entregar en diciembre de 2018 ya se redujo a cerca de 25 centavos de dólar por barril, en comparació­n con 1.60 dólares de principios de diciembre.

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El transporte del hidrocarbu­ro vía martítima.

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