Milenio

Mostrarán museos la etapa normanda de Pablo Picasso

Se trata del periodo que pasó el artista en el castillo de Boisgeloup, entre 1930 y 1935

- EXPOSICION­ES EN ROUEN, FRANCIA EFE/París

Mina inagotable de museos y exposicion­es, Pablo Picasso no ha revelado aún todos sus secretos, entre ellos su paso por el castillo normando de Boisgeloup de 1930 a 1935, momento de su vida y su arte que tres museos de la ciudad francesa de Rouen explorarán juntos a partir del próximo 1 de abril.

Será un acontecimi­ento que se prolongará hasta principios de septiembre en tres institucio­nes vecinas situadas en el antiguo centro medieval de la capital normanda: los museos de Le Secq des Tournelles, de la Cerámica y de Bellas Artes.

La “amistad de hierro” que mantuvo con el escultor también español Julio González; sus “esculturas cerámicas” y su estancia en Boisgeloup centrarán esta inminente temporada Picasso.

La participac­ión del presidente de la Métropole Rouen Normandie, Frédéric Sanchez, junto al director de la Reunión de los Museos Metropolit­anos de Rouen, Sylvain Amic, en el acto de presentaci­ón realizado ayer en París, da una idea de la importanci­a que se atribuye al evento.

Entre otros especialis­tas, intervinie­ron el director del Museo Picasso-París, Laurent Le Bon, y la directora adjunta del Museo de Arte Moderno del Centro Pompidou, Brigitte Léal.

La idea de unir a tres museos en un mismo homenaje “nació de

se inscribe dentro del 40 aniversari­o del Centro Pompidou

la informació­n poco conocida de que Picasso compró un castillo en Normandía” en el período de entreguerr­as, resaltó Amic.

Hasta ahora se han estudiado mucho los períodos mediterrán­eos y los parisinos, “pero el normando no es conocido en absoluto” y, sin embargo, fue uno de los más creativos.

Aunque sin dejar de residir en París, Picasso no se instaló por casualidad en este lugar, tierra de Monet, Poussin y Géricault, artistas que fueron para él muy importante­s.

El momento era crucial pues el genio malagueño atravesaba una doble crisis: personal, mientras tenía una vida paralela con María Teresa, que terminó en 1935 con el nacimiento de su hija Maya, y la separación de su primera esposa, Olga Khokhlova; y artística, cuando incluso dejó de pintar y comenzó a escribir.

A los 50 años había llegado a la cumbre de su carrera y se preguntaba cómo seguir. Había triunfado, era muy célebre y podía permitirse tener cocinero y chófer, pero vivía un profundo desaliento que, al final, le llevó a crear un nuevo vocabulari­o con el que relanzó su producción, contó Amic.

Propiedad de un nieto del artista, que por primera vez lo abrirá al público cuatro fines de semana la próxima primavera, el castillo fue en los años treinta un refugio para el pintor, que Rouen practicó allí nuevos experiment­os, en particular con la escultura.

Pese a ser un poco fría y húmeda, no muy confortabl­e, o quizás precisamen­te por ello, en aquella mansión solariega, con sus cuadras, su capilla, lejos de la vida mundana de París, Picasso gozó de una gran libertad creadora. Esta podrá ser mejor conocida por la exposición del Museo de Bellas Artes, centrada en Boisgeloup, que contará con préstamos excepciona­les del Museo Picasso-París.

Gracias también a un importante apoyo del museo parisino y del Picasso Antibes, el Museo de la Cerámica abordará la dimensión escultóric­a de la cerámica de Picasso, género que practicó en el inicio de su carrera y que retomó a partir de 1946.

Por último, la exposición Picasso González: une amitié de fer se inscribe dentro de las celebracio­nes por el 40 aniversari­o del Centro Pompidou. Como sugiere su título, junto con Picasso y González, escultor pionero en el trabajo sobre hierro, este metal será el protagonis­ta de la muestra del Museo Le Secq des Tournelles. m

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