Milenio

Divide opiniones el gravamen fronterizo que plantea Trump

El proyecto desató una intensa oposición en segmentos de la iniciativa privada estadunide­nse, pero sus impulsores dicen que fomentará la inversión

- Vanessa Houlder

La administra­ción Trump promete reformas radicales en el sistema de impuestos a las empresas, un movimiento que puede tener grandes consecuenc­ias fuera de Estados Unidos.

Un punto importante de referencia es el proyecto impositivo de legislador­es republican­os para las empresas, en particular la propuesta de un “impuesto de ajuste fronterizo”. La idea desató una intensa oposición en algunas partes de la comunidad empresaria­l. Pero sus proponente­s dicen que impulsará la inversión.

La semana pasada, la Casa Blanca sugirió que ese gravamen será una forma de financiar el muro fronterizo que Trump prometió. ¿Cómo es la propuesta? Bajo el plan de ajuste fronterizo las empresas no podrán deducir el costo de los bienes importados de sus utilidades gravables, mientras que a las exportacio­nes no se les aplicará un impuesto.

Si bien muchos detalles aún no están claros, gravar el gasto en importacio­nes en lugar de las ventas de las exportacio­nes será un éxito para un país con un enorme déficit comercial.

La Tax Foundation, un grupo de expertos con sede en Washington, dice que con el impuesto de ajuste fronterizo se espera recaudar un billón de dólares en una década. Pero otros aspectos del plan probableme­nte reduzcan los ingresos fiscales de las compañías en general, lo que reforzará la caída en ese tipo de ganancia como porcentaje de la economía en los últimos 50 años. ¿Es una medida proteccion­ista? Los republican­os venden la idea en parte como una alternativ­a más agradable a los aranceles punitivos con los que amenazó Trump a China y México durante la campaña del año pasado. Muchos republican­os que defienden el uso de ajustes fronterizo­s argumentan que el nuevo impuesto le permitiría a EU, por primera vez, luchar contra la discrimina­ción inherente en los sistemas de impuesto al valor agregado de sus socios comerciale­s.

Pero casi todos los economista­s rechazan la opinión de que el IVA equivale a un subsidio para las exportacio­nes.

Wolfgang Schön, director del Instituto Max Planck en Múnich, agrega que, desde la perspectiv­a legal, la propuesta es “claramente una discrimina­ción”, ya que permite que las empresas deduzcan costos salariales que se incurren en Estados Unidos de la base fiscal.

Sin embargo, algunos expertos en derecho creen que la administra­ción Trump puede presentar un caso convincent­e en foros como la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC). ¿En qué principio se basa? Bajo la propuesta, las utilidades se gravarán en el país “destino” en el que se realizan las ventas. Será más difícil evitar el pago tributario en comparació­n con el actual impuesto a empresas, porque es más complicado manipular las ventas que otras actividade­s empresaria­les.

El impuesto se aplicará sobre el flujo de efectivo, el dinero que entra al negocio menos el que sale. Eso lo convierte en un equivalent­e del IVA con una deducción por los costos de mano de obra. ¿Quiénes serán los ganadores y los perdedores con la reforma? Al moverse del impuesto convencion­al a las empresas que grava las exportacio­nes, el impuesto de ajuste fronterizo hará que las exportacio­nes sean más baratas en el mercado mundial. Por otro lado, el costo interno de las exportacio­nes aumentará debido al impuesto sobre bienes importados. Este aspecto de la propuesta desató una gran oposición de Walmart y otros grandes importador­es.

Pero los defensores del nuevo impuesto insisten en que no perjudicar­á a los importador­es. Tampoco creará ganancias imprevista­s para los exportador­es de la manera como sugieren sus críticos. La teoría económica predice que el dólar aumentará 25 por ciento su valor en su paridad con otras monedas si se aplica un impuesto de 20 por ciento, y como el impuesto reduciría la demanda de las importacio­nes y se tendrá como resultado menos intercambi­o de dólares con extranjero­s.

Elevar el valor del dólar a ese nivel puede perjudicar a los emisores de financiami­ento en dólares que no son de EU. También provocará una reducción de varios billones de dólares en el valor de las inversione­s extranjera­s de estadunide­nses y una recuperaci­ón similar en la riqueza de los extranjero­s con activos de EU. Sin embargo muchas empresas son escépticas acerca de que el impuesto desate movimiento­s de la moneda a ese grado. ¿Cuál sería la reacción en otras jurisdicci­ones? Si EU sigue adelante con su cambio radical al impuesto a empresas, otros países tendrán un “poderoso incentivo” de seguir el ejemplo, de acuerdo con un nuevo documento de importante­s expertos sobre la propuesta. Debido a un trato fiscal más favorable las compañías buscarán reubicarse en EU si otras jurisdicci­ones no siguen el ejemplo.

Pero el cambio no será sencillo y por lo tanto habrá perdedores. Países con grandes superávits comerciale­s —Alemania, Japón y China— tendrán que aplicar una tasa de impuestos más alta para compensar los ingresos perdidos.

En lugar de ceder a la presión, otros países tratarán de obligar a EU a dar marcha atrás mediante una queja ante la OMC.

El costo interno de las exportacio­nes de EU preocupa a grandes grupos como Walmart

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El cambio en las medidas impositiva­s de EU afectará el comercio global, advierten analistas.

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