Milenio

¡El PAN se pudre…!

- RICARDO ALEMÁN

El 8 de junio de 2016, en la primera plana de casi todos los diarios de la prensa nacional se difundió una imagen histórica; epítome de la victoria.

Resulta que el PAN, recién jefaturado por el Joven maravilla, Ricardo Anaya, dio la sorpresa en las elecciones estatales de ese 2016 y se alzó con un rosario de victorias.

En la gráfica apareciero­n, en primer plano, Javier Corral, Francisco García Cabeza de Vaca, Miguel Ángel Yunes y Ricardo Anaya. Todos alzan los brazos, en señal de victoria.

Según la gráfica —que seguro imaginen los lectores—, el PAN aparece como la fuerza política llamada a la victoria en 2018. Por eso, aquel 8 de junio de 2016, el joven jefe azul confirmó ser el iluminado; el llamado a salvar la patria y al PAN.

Y es que, en efecto, el PAN logró la victoria en los gobiernos de Chihuahua, Veracruz, Tamaulipas y Quintana Roo, donde el PRI fue echado del poder, luego de que mandatario­s corruptos encabezaro­n algunas de las peores gestiones de la historia en sus respectiva­s entidades, sobre todo durante la alternanci­a del poder en México.

Y, en efecto, los gobernador­es derrotados eran y siguen siendo emblema de corrupción, transa y mal gobierno, al grado que hoy, pillos como César Duarte, de Chihuahua; Javier Duarte, de Veracruz; Egidio Torre Cantú, de Tamaulipas, y Roberto Borge, de Quintana Roo, son investigad­os y perseguido­s por el saqueo en sus respectivo­s estados.

Sin duda, ese 2016 el PAN le hizo un gran servicio a México, a los mexicanos y a los habitantes de esos cuatro estados.

Sin embargo, a casi un año, el PAN en esos estados se pudrió, literalmen­te, al grado de que hoy los mandatario­s panistas que echaron a los corruptos e ineptos priistas parecen peores que aquellos a los que relevaron. ¿Lo dudan?

Apenas en 2016 escuchábam­os a Javier Corral, Francisco García Cabeza de Vaca, Miguel Ángel Yunes y Carlos Joaquín González prometer a los ciudadanos de Chihuahua, Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo, respectiva­mente, un cambio formidable. Parecían la salvación de la patria. Hoy son el ejemplo del fracaso. En Chihuahua regresaron la violencia y el crimen. En la breve gestión de Corral, el gobernador azul peleó con todos los medios y, de manera casual, han sido asesinados dos periodista­s. Una, Miroslava Breach, denunció a los corruptos gobiernos del PRI. La mataron “por lenguona”.

En Veracruz, Yunes convirtió el gobierno en un circo y la violencia y el crimen son peores que en tiempos de Javier Duarte. Solo en febrero pasado fueron asesinados dos periodista­s. Tamaulipas es el reino del narcotráfi­co. El gobernador García Cabeza de Vaca es urgido por las bandas criminales para que entregue el gobierno “como prometió” —según rezan mantas criminales—, mientras los penales son tierra de nadie. Y en Quintana Roo no hay gobierno, porque manda el crimen. El paraíso turístico es paraíso del crimen.

El PAN se pudre y Ricardo Anaya solo busca ser presidente.

Al tiempo. M

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