Y nosotros, solo mirando
Una noticia por la que más de uno no quiere ni respirar, para pasar desapercibido, es la reforma fiscal que se prepara frente a la nueva administración de Estados Unidos, encabezada por Donald Trump —usted y yo sabemos que el educado mandamás suele dar noticias que allá son una gripita, pero que acá se puede convertir en pulmonía—.
Además, súmele que en EU en el marco del diálogo sobre la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) crecen las posiciones encontradas. Así que existen agrupaciones como la Business Round Table, la National Association of Manufactures, el Farm Bureau y la Emergency Committee for American Trade, que han reiterado que las condiciones comerciales entre ambos países deben de prevalecer; pero también hay empresarios que no dejan de lado sus posturas que privilegian los intereses internos… tal vez con todo derecho, pero (lamento poner el pero) lo que no les importa es que algunas medidas de carácter proteccionista puedan violar lo estipulado por la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Para los empresarios estadunidenses la prioridad está en la definición de su reforma fiscal, pero la actual integración de la cadena de valor entre las empresas de la región de América del Norte ha alertado al sector privado sobre los alcances que la activación (o no) del tan famoso impuesto fronterizo o border adjustment tax (BAT) puede tener para el desarrollo y comercialización de sus productos.
En este enfrentamiento, anote por un lado al grupo de más de 100 firmas que han creado la campaña Americans for Affordable Products y entre éstas destacan Walmart, Target y Best Buy; y por el otro, las 21 empresas que respaldaron a Trump formando la American Made Coalition para promover el consumo de los productos norteamericanos y apoyar los ajustes tributarios. Entre las compañías que se han pronunciado a favor del BAT están The Boeing Company, Caterpillar, Eli Lilly & Company, General Electrics, Johnson & Johnson, Oracle, Pfizer y S&P Global, entre otras.
La incertidumbre sobre el alcance del BAT continúa, pero dicen que pueden fijar un ISR dependiendo de cada tipo de producto de hasta 35 por ciento a las empresas que incluyan alguna pieza que haya sido fabricada fuera de EU, por ejemplo: una tv que el cable sea “Made in México”.
Así que, en realidad lo que argumentan las firmas contra el BAT es que se trataría de un impuesto directo al consumo. En la actualidad, los costos de los bienes se incrementan según el sector industrial del que hablemos, pero lo que es una realidad es que las empresas estadunidenses que fabrican en México, llegan a tener costos de producción hasta seis veces más bajos a los de EU, y esto sin agregar los costos de logística. De tal manera que si se impone el BAT, los productos que no se manufacturan en su totalidad en EU se encarecerán, y el costo lo paga directamente el consumidor, por eso entre la lista de las empresas contra este impuesto algunas son del sector minorista.
Así, que le aseguro que se trata de un debate que recién inicia, y del que no solo somos testigos. La experiencia dice que acá en México, las autoridades pueden imponer las llamadas medidas espejo, y qué es eso? Ojo por ojo, e impuestos de ida y vuelta… Y como dirían, y a mí por qué. m