Vuelve el mentado “gigante” de Concacaf
Fecha FIFA para lograr la clasificación al Mundial de Putin, que diga, de Rusia. Los ticos, que ya se ufanaban de ser los mandones del Hexagonal, pues, miren ustedes, no pudieron anotar ni un golecito anteanoche en el remozado estadio Azteca. El llamado Coloso de Santa Úrsula volvió a significar un obstáculo adicional para esos equipos visitantes que, por los imperativos de su geografía, juegan a baja altitud y con las debidas dosis de oxígeno. No lograron respirar bien, los de Costa Rica, o andaban confundidos o se les atravesó en el cogote la imponente arquitectura de un escenario grandioso o se sintieron disminuidos de encontrarse en la gran capital de los mexicanos.
Lo suyo de ellos, naturalmente, es la calor (consulté el diccionario de la Real Academia Española y resulta, qué caray, que la palabra no tiene dos géneros —o sea, que ya no vamos a poder decir la chaleur como en francés— sino que es declaradamente masculina) que también es un arma poderosísima para desactivar a los extraños enemigos que osen profanar con su planta los suelos de Panamá, Honduras, Trinidad y Tobago (digo, no se van a poder colar estos al Mundial, ¿o sí?) y, en menor medida, Costa Rica.
Pero, por lo pronto, ya somos number one en el mentado torneo clasificatorio de las seis naciones. Una competición muy benigna, por cierto, que garantiza tres plazas automáticas y otra disputada en una repesca contra un adversario modestísimo de los mares del Sur. Pero, las cosas pueden cambiar y, aunque la clasificación de México no pueda verse realmente amenazada (como en esas épocas anteriores en las cuales llegamos de panzazo en un último momento), el tema, según mi muy particular apreciación de las cosas, es que estaríamos obligados, por la cuestión del prestigio regional y de la historia consagrada en la memoria de los aficionados, a seguir manteniendo ese primer lugar en la tabla de los aspirantes.
Me gustaba, antes, la muy provocadora y desafiante postura de un La Volpe que declaraba, a los cuatro vientos, que México iba a meterse en el primer sitio “andando”, o algo así. Hoy, con las recientes experiencias de la realidad real, ya no podemos ser tan soberbios, sobre todo después de ese lapidario marcador que nos recetó la Suprema Selección Nacional de la República de Chile. Podemos, sin embargo, aprovechar la consustancial mediocridad de nuestra región futbolística para sacar pecho y proclamarle al mundo entero, antes de que las cosas se pongan serias de verdad en Rusia, que somos una auténtica potencia regional. Algo es algo, oigan ustedes.