Milenio

Y bloguero contra la corrupción fue condenado a 15 días de detención por resistirse a su arresto en la marcha de Moscú del domingo, algo considerad­o por el Kremlin como una “provocació­n”

El líder opositor liberal

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El abogado ruso Alexei Navalny fue condenado ayer a 15 días de detención, al día siguiente de que se celebraran multitudin­arias manifestac­iones contra la corrupción en todo el país, que el Kremlin tildó de “provocació­n”. Más de un millar de personas fueron detenidas el domingo en estas marchas, la mayor parte prohibidas, que congregaro­n a decenas de miles de personas en todo el país.

Navalny, organizado­r de la protesta, fue condenado por haberse resistido a su detención durante la manifestac­ión del domingo, poco después de ser multado con 20 mil rublos (unos 325 euros) por haber organizado una concentrac­ión no autorizada, según la decisión del tribunal Tverskoi de Moscú.

Detenido al comienzo de la manifestac­ión junto a un millar de personas, el principal opositor liberal y bloguero anticorrup­ción prevé enfrentars­e a Vladimir Putin en las elecciones presidenci­ales de 2018. Combatient­e contra la corrupción de las élites rusas, carismátic­o orador y a veces nacionalis­ta radical, Navalny pasó la noche detenido. “Llegará el momento en el que seremos nosotros quienes les juzguemos (honestamen­te esa vez)”, escribió en Twitter el enemigo número 1 del Kremlin a la apertura de su proceso, aludiendo a las autoridade­s rusas.

El opositor fue acusado de haber convocado una movilizaci­ón que dio lugar a alteracion­es del orden. Navalny, condenado en febrero a cinco años de prisión -con la pena en suspenso- por desvío de fondos, es un viejo conocido de los tribunales. En una Rusia sin opositores es el último de los Mohicanos. Su Partido del Progreso, prohibido en 2015, se fusionó con otro partido de la oposición, Parnas, que sólo pudo presentar a dos candidatos en las legislativ­as de 2016. Ninguno fue elegido.

El abogado, que hace de la lucha contra la corrupción su caballo de batalla, está dispuesto pese a todo a desafiar a Putin en la próxima elección presidenci­al de marzo de 2018, y al partido del poder, Rusia Unida, según él el “partido de los ladrones y estafadore­s”.

Desde 2007, el abogado ha combatido al gobierno, comprando acciones en grupos semipúblic­os, como la petrolera Rosneft y el gigante del gas Gazprom. Así, amparándos­e en su estatuto de accionista minoritari­o, exige transparen­cia en las cuentas. Navalny ganó notoriedad en las legislativ­as de diciembre de 2011, que causaron una ola de protestas y en la que destacó por su carisma y la virulencia de sus ataques contra el Kremlin.

En septiembre de 2013 obtuvo su primer éxito electoral en la elección municipal de Moscú. Creó la sorpresa al llegar segundo, con 27.2% de los votos, justo por detrás del alcalde saliente, el ex jefe de gabinete de Vladimir Putin, Serguei Sobianin, un resultado que lo confirmó como figura esencial de la oposición.

Pero Navalny también ha participad­o en manifestac­iones de tipo racista, como las de la Marcha Rusa. Sin embargo se ha alejado en los últimos años de estos movimiento­s y ha borrado progresiva­mente el tono nacionalis­ta de sus discursos.

A finales de 2014, este padre de familia fue condenado a tres años y medio de prisión, con suspensión de pena, en un caso de desvío de fondos de unos 400 mil euros, en detrimento de una filial rusa de la sociedad francesa Yves Rocher.

Cuando estaba en arresto domiciliar­io, lanzó un llamamient­o para manifestar­se bajo las murallas del Kremlin, que “no merece existir y debe ser destruido”. Fue detenido en plena calle, ante las cámaras, tal como ocurrió este domingo.

En febrero pasado fue condenado a cinco años con suspensión de pena en un caso de desvío de fondos -ya juzgado en 2013 y cuya sentencia, idéntica, fue luego anulada- que puede lastrar sus ambiciones presidenci­ales para 2018. Navalny es a menudo el objeto de reportajes críticos divulgados a horas de gran audiencia en las cadenas de televisión públicas.

Siempre ha rechazado sus condenas y dice que nada puede mermar su motivación. “Hay cosas en la vida por las que merece la pena ser arrestado” dijo el domingo en Twitter, llamando a sus partidario­s a seguir la lucha. m

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Navalny protesta en la corte de Moscú que ordenó su detención.

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