La supervivencia de los premios TVyNovelas
Siempre, más o menos a estas alturas del año, me comienzan a llegar decenas, si no es que cientos, de mensajes de los fanáticos de las telenovelas (sí, incrédulos que no ven la tele; quedan millones aún) quejándose por algún motivo u otro respecto a los resultados de los premios que la revista otorga año con año. Mi primer instinto es aplicar una de las frases célebres de Vicente Fox y exclamar “¿Y yo por qué?”. Y luego me acuerdo que edito una sección de espectáculos y se me pasa. Sin embargo, no puedo evitar, año con año, preguntarme por qué les importará tanto a los seguidores de los que integran esa parte de la industria, cuando ya hay muchas más opciones de entretenimiento al alcance de su control remoto o celular. Y también me pregunto si será por ese ruido, que los que tienen esta parte de la industria en las manos no han querido renovarse. Me explico. No digo que los fanáticos hardcore del melodrama nacional (el ficticio, que es mucho más leve que el real) de pronto deban ponerse a ver House of Cards o incluso No sabía que estaba embarazada (la nueva joya adquirida por Tv Azteca). Pero sí quisiera saber por qué siguen actuando como si el monopolio fuera la única realidad dándole credibilidad al trabajo de una sola empresa productora. Es como si Paramount Pictures, por ejemplo, decidiera un año que en lugar de participar en el Oscar entregaría los Premios ParaAndMovies, o algo así, y solo los ejecutivos y los productores de la empresa, junto con ciertos miembros amigos de la prensa, participaran. ¿Qué credibilidad tendrían esas preseas? Por más que tuvieran grandes producciones ese año en particular, ¿qué importaría? Y la verdad es que este año Televisa, justo antes de decidir hacer rudos cambios con sus ejecutivos, estaba haciendo las cosas muy bien en términos de producción de sus novelas y series. Que hayan premiado a La candidata de Giselle González como máxima producción, incluyendo y destacando por ejemplo el trabajo del maravilloso director Éric Morales, es para celebrarse. (Aunque, por algún extraño motivo omitieron De nuevo a su protagonista, pero en esos chismes no navego). El hotel de los secretos de Roberto Gómez Fernández también merecía el éxito que tuvo y Carlos Rivera merece todos los aplausos del mundo (los tuvo el pasado sábado en el absolutamente lleno Auditorio Nacional, por cierto). ¿Pero dolería tanto que se abrieran un poco a todo lo que pasa a su alrededor? ¿Qué, no podrían entregarlos en la fiesta de fin de año si se van a seguir limitando a su propia empresa cuando hay tanta producción, mucha que ellos buscan emular, a su alrededor? Pasa en casi todas las premiaciones de México. Yo sigo sin saber quiénes son la mayoría de esos periodistas de teatro que año con año hacen su fiesta. Y bueno, ¿qué tal esos lindos negocios de familia que si compras una mesa con algunas botellas te llevarás tu estatuilla a casa? Vicios del pasado que pululan. Pero si algo se está democratizando es el acceso a nuevos contenidos. Está bien, entiendo que no le darán un TVyNovelas a un vlogger para que se pitorree de ellos, pero si en el resto de la empresa ya saben que es renovarse o morir, ¿por qué sus premios no? ¿En serio? Tuvieron la vergüenza de presentar el premio que le dieron a Carlos Rivera en los TVyNovelas diciendo: “Descubrir a un nuevo talento es siempre motivo de orgullo. Y Televisa se ha caracterizado siempre por ser semillero de nuevas figuras. ¿Televisa descubrió a Carlos Rivera? ¡Tantita madre, por favor!