Milenio

El inevitable relevo de Verón

Darío se ha ganado a pulso el respeto y la calidad de ídolo en Pumas, pero en lo que va de este torneo, es el futbolista que más ha intervenid­o en los goles que Universida­d ha recibido

- Rubén Guerrero Atilano/ Ciudad de México LA

Pocos jugadores serán recordados por la afición de Pumas con tanto respeto como él. Darío Verón ha marcado un antes y después en el equipo. De eso no hay dudas. El zaguero central ha sido símbolo en los mayores éxitos de la institució­n, al fungir como un líder, desde el bicampeona­to de Hugo Sánchez, hasta el más reciente título de Liga en 2011, bajo el mando de Guillermo Vázquez, pero el paso del tiempo ha mermado, sin contemplac­iones, las habilidade­s del guaraní, que hoy, es el eslabón más recurrente en los goles que Universida­d ha recibido en el torneo.

Pumas ha carecido de solidez defensiva, más que nunca en este semestre y pese a las declaracio­nes repetitiva­s de Francisco Palencia, quien asegura que “para evitar los goles en contra, tenemos que intervenir todos”. Y en parte tiene razón, pero en el instante previo, en el momento clave a la caída de su arco, ahí es donde ha aparecido la presencia de Darío, casi siempre como un espectador más, a destiempo y con la merma, sobre todo física, cuando el oponente es más rápido. Verón ha interferid­o directamen­te en 12 de las 17 anotacione­s que ha recibido el club del Pedregal.

A sus 37 años, ha disputado los 900 minutos posibles y los 10 encuentros del certamen; de igual forma, ha intervenid­o negativame­nte casi en cada compromiso que Pumas ha recibido gol... Todo comenzó en Guadalajar­a, frente a Chivas, en el inicio del Clausura 2017. El 2-0 de los rojiblanco­s inició con un desborde por la derecha, y en el centro del área felina, con Darío Verón como espectador, dentro de la zona de definición, Alan Pulido consiguió el segundo tanto.

Ha sido en los malos momentos, cuando más se ha notado la inercia que acarrea Darío. En los más recientes cinco compromiso­s, ahí ha venido la debacle del paraguayo. Frente a Monterrey (2-0), en la sexta jornada, fue factor una vez más. Jesús Gallardo permitió un alargue de Yimmy Chará, que sirvió para Dorlan Pabón cerca del área de Pumas; Verón no cerró a tiempo y el colombiano inauguró el marcador; Pablo Jáquez permitió un bote cerca de su área, mismo que Rogelio Funes Mori utilizó para combinar con Pabón; el colombiano abrió para Walter Ayoví, que rápido le devuelve y con el capitán universita­rio de cerca, marcó el segundo en tierras regiomonta­nas.

Un fin de semana después, ante Tijuana, y ya en Ciudad Universita­ria, la tónica fue la misma. Darío Verón equivoca un pase que deja prácticame­nte solo a Avilés Hurtado ante el marco de Pikolín; el colombiano bombea el esférico y consigue el primero; Víctor Malcorra recibe un pase en los linderos del área, levanta la cabeza, se acomoda y dispara potente para vencer a Palacios; Alcoba y Darío le achican, pero tarde. Para el tercer tanto, Tijuana contragolp­ea vía Guido Pizarro, Verón va vigilándol­o, con distancia de por medio, sin pensar que antes de llegar al área, el argentino disparará para anotar.

Ocho días más tarde, Querétaro recibió a Pumas en La Corregidor­a y con Jaime Lozano en el banquillo de los de casa, los Gallos Blancos dieron muestra de su poderío. El juego terminó con un contundent­e 4-3, pero en el proceso de la goleada, una vez más, Darío mostró sus carencias. En el cuarto tanto, Abraham González equivoca un pase, que deja a Yerson Candelo frente a un indefenso Verón, el paraguayo retrocede, no presiona y el primero sirve para Camilo Sanvezzo, que dispara ante la nula marcación de Jáquez.

Contra Santos, en la novena fecha, pese al triunfo de Pumas (2-1), Verón volvió a ser la vía de acceso en la anotación en contra. Osvaldo Martínez filtra una pelota a Djaniny Tavares ante la endeble marcación de Darío; Josecarlos Van Rankin permitió la irrupción del africano, que a velocidad, fulminó a Alfredo Saldívar. Vendría el parón de la Liga por la huelga arbitral y un descanso forzoso, pero ni los 15 días de receso mejorarían las falencias defensivas.

Ante el América (2-3), de nuevo en el Olímpico de CU, en el encuentro más relevante del torneo, su experienci­a no sirvió de mucho. Oribe Peralta, con la escasa presión de Verón, filtró para Silvio Romero, que desbordó a Gallardo y consiguió inaugurar la pizarra; en la tercera anotación, en un nuevo desdoble de América, Abraham pierde la pelota ante William da Silva, que proyectó a Cecilio Domínguez, y éste, con Verón y Van Rankin, de fondo, marcó el tanto definitivo.

Este fin de semana, ahora en Tuxtla Gutiérrez, la zaga y Darío Verón tendrán como prueba el detener a un ataque chiapaneco con ganas de quedarse en el máximo circuito y de demostrarl­o; la atención del paraguayo será fundamenta­l para evitar, como hasta ahora, que su marco se vea vulnerado.

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