A dejar la pesadilla en la que están
Después de que fueron campeones en 2012, los Rojos del Águila de Veracruz han ido de más a menos. En 2013 calificaron, pero cayeron en la Final de Zona para después entrar en un tobogán en el que no solo han quedado fuera de la fiesta de la postemporada, sino que pasaron de 52 triunfos a 48 y a 43. El club sabe que para competirle a conjuntos establecidos y en mejor posición como Yucatán, Quintana Roo o Puebla, deben presentar una cara diferente, la misma del 2016 de nada les funcionará. Por ello le dieron una sacudida a su roster. Ahora, a la ofensiva tienen al recién llegado Bárbaro Cañizares, así como a Luis Mauricio Suárez, Cory Morales, Eduardo Dehesa, Juan Carlos García, Alay Lago, Yanier Herrera e Iván Jiménez, mientras Chris Rocha, Luciano Reynoso, Rubén Vicente y Starling Peralta, llegan para reforzar el pitcheo, que ha estado dentro de un rango aceptable en los últimos años manteniéndose abajo de 5.00 de PCL. Una de las principales preocupaciones (y ocupaciones) es ganar fuera de casa. El conjunto porteño fue de los peores visitantes con marca de 18-40 en patio ajeno, así es, solo 18 triunfos, una cantidad muy pobre y con la cual no se aspira a nada. Si en este punto no muestra mejoría (al menos quedar en .500), sus esfuerzos serán en vano. Un dato más sobre su triste desempeño: fueron barridos en 10 series, lo que mostró poca calidad para armar una rotación que ponga al equipo en posición para ganar al menos un duelo por serie. El mánager Eddy Castro tiene la misión complicada de enderezar el barco que en tres años no ha navegado, la presión no es poca, ya que la afición veracruzana busca un equipo ganador y si no lo tiene, castiga, no por nada solo 129 mil aficionados asistieron al parque Beto Ávila la campaña anterior, la cuarta peor de la LMB.