Algo oscuro está sucediendo
De la corrupción generalizada del sistema político. De la descomposición del sistema de partidos. De la corrupción generalizada desde los grupos de poder político y económico.
De la debilidad del poder formal y su búsqueda de continuidad.
De las posibilidades de una ruptura, ante las imperfecciones de la oposición funcional del sistema.
De la pulverización de la opinión pública, el uso manipulado de las redes sociales mediante robots y la vigilancia rigurosa del espacio público por nuevos actores y alternativas:
1. El lado oscuro necesita mantener el poder y el orden como hasta ahora y para ello le urge quemar el Reichstag o su equivalente como los autoatentados, llevando la violencia a la disputa electoral. El poder necesita el predominio de los opositores ficticios que prevalece desde hace 17 años, que desunen y garantizan una oposición hueca, basada en “el menos peor”, el “voto útil” y la simulación mediante un radicalismo verbal que vigila toda posible alternativa social y democrática.
2. Para ello, el golpe está en camino y su ruta es la crisis constitucional y con ella la crisis de la República en busca de una salida autoritaria, mediante esa alianza entre la oscuridad del poder y la oposición funcional, que en cada momento de crisis, ya sea mediante la descalificación y el maniqueísmo, se ayudan mutuamente construyendo derrotas y estancamientos como en 2006, 2012 y ahora hacia 2018.
3. Tanta tensión, tanta desunión, tanta oposición simulada, tanta unidad nacional en torno al entreguismo, tanta descomposición política, tanta opacidad institucional, tanta violencia, tanta restauración del viejo régimen, favorecen al desorden establecido, para la salida autoritaria y la renovación de los poderes de facto.
4. El objetivo de la oposición ficticia no es ganar, sino cuidar que ninguna otra fuerza se organice y no se construya ninguna alternativa. Son El flautista de Hamelín reivindicando el delirio y el sectarismo como estrategia victoriosa.
5. Como los camisas pardas, ya sea en redes sociales o en la calle, la tarea es cuidar que nada se organice ni se manifieste. Sus armas, hasta ahora, son el insulto, las mentiras mil veces repetidas, la autoinvestidura de la pureza y la oposición única.
6. Para lograrlo necesitan del olvido y la intimidación, para hacer del cambio un tren de regreso, reciclando personajes que ya no son pasajeros, sino conductores del “cambio verdadero”.
Algo oscuro está sucediendo en el campo del oportunismo, sembrado de encuestas y falta de memoria… M