Milenio

Payasos del terror

-

Hace mucho que no veo reacciones tan fuertes al lanzamient­o de un tráiler, pero el primer vistazo de la nueva versión de Eso de Stephen King tiene a millones de personas comentando y anticipand­o lo que serán las reacciones a esta cinta.

Yo confieso. No pude ver la original completa hasta hace poco, y lo hice por motivos profesiona­les. Sufrí mucho. Pero luego me di cuenta de muchas cosas. En otras palabras, el terror en este caso, sí me llevó a la reflexión. Por algún motivo, con el payaso del It, el gran señor King logró tocar esa fibra que de por sí tantos manejamos: el terror a los payasos. No es el único que lo ha logrado en la ficción o en el cine. The Joker (El Guasón) de Batman es una de las cosas más perturbada­s de todos los tiempos. Desde las versiones originales en papel, pasando por la pintoresca versión de César Romero en la televisión, hasta la brillante visión de Jack Nicholson.

Más adelante lo perturbado del villano se apoderó por siempre de la imagen de Heath Ledger y muchos aseguran que eso fue en gran parte uno de los motivos por los cuales se desencaden­ó la crisis que terminó con su vida. Me temo; sin embargo, que Jared Leto no logró lo mismo, siendo editado hasta casi ser nulo a comparació­n de Harley Quinn (Margot Robbie) en Suicide Squad del año pasado. Pero eso, asegura el mismo ganador del Oscar, probableme­nte tuvo más que ver con todas las escenas eliminadas que en su interpreta­ción.

Y ¿saben qué escenas eliminaron? Varias en las que él estaba siendo abusivo verbal y físicament­e contra su novia. ¿Les digo algo? Ahí está el verdadero terror hoy en día. En el mundo entero. Por eso quitar esas escenas marcó otro tono en la película. Pero bueno, dejemos a esos payasos en paz por ahora. El tema del abuso; sin embargo, regresará en un momento.

Volviendo a Eso, más allá de todos los demás temas que toca la cinta, hay que decir que ese temor primario que le tenemos a aquellos que se supone que están aquí para hacernos reír tiene muchas razones de ser. Pero leyendo al respecto descubrí que muchos psicólogos aseguran que esto tiene que ver con el temor de no poder cumplir con las expectativ­as de tu misión en la vida. En el caso de los payasos, de hacer reír. Y como público, el temor de ser responsabl­es de eso. Quitarle el motivo de vivir al de enfrente solo por no reír es un viaje bastante pesado, ¿no lo creen? En especial, para aquellos que nunca, nunca, nunca, por más que queramos, hayamos podido siquiera sonreír ante un payaso (excluyo de esto a Brozo, pero él se ríe a la vez de los verdaderos payasos de nuestra polaca nacional, así que el efecto es revertido).

Otra razón por la que nos dan miedo los payasos, parece ser, tiene que ver con su origen. Los arlequines de las cortes medievales que literalmen­te perdían la cabeza no solo si no hacían reír a los monarcas, sino también si se pasaban con sus chistes. Era vivir de equilibris­tas a la vez. Y las deformacio­nes en sus rostros aunque fuera con puro maquillaje (volvamos al Guasón, como ejemplo moderno) tenían que ver con el hecho de que algo estaba fuera de contexto, navegando contra corriente. ¿Risa nerviosa? Segurament­e.

Stephen King sabe esto y muchísimo más. Y nosotros, que queremos estar asustados por la ficción que termina con la película y no por la realidad que sigue y sigue, nos subimos fácilmente al tren del horror. Porque la única otra opción es pensar que los verdaderos payasos criminales, quienes no usan maquillaje, pero son identifica­bles por sus actos mientras sostienes en altos puestos judiciales o políticos y se dedican a robar y huir o a interpreta­r qué acto sexual forzado ante una menor de edad es “lascivo” y cuál no. Esos sí me dan miedo de verdad. Y no sé cómo parar la maldita película. ¿Les miserables ahora será para un público más joven? ¿Se mandarán WhatsApps Cossette y Marius?

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico