HORROR SIN FIN.
El bombardeo a la localidad rebelde de Jan Sheijun, que causó además 170 heridos, desata la indignación internacional contra el mandatario
EU, GB y Francia acusaron a Asad de un ataque con armas químicas que dejó 58 muertos en Siria, aunque él se deslindó; en Rusia, autoridades atribuyeron el atentado en San Pertersburgo a un kamikaze kirguís. Foto: AP
Un presunto ataque “químico”, del que varios países acusaron al gobierno del presidente Bashar Asad, dejó ayer al menos 58 muertos y unos 170 heridos, incluyendo numerosos niños aquejados de convulsiones y problemas respiratorios, en Jan Sheijun, una pequeña localidad rebelde en Idlib, en el noroeste del país.
El bombardeo causó una oleada de indignación internacional y Washington, París y Londres responsabilizaron al gobierno de Asad, que desmintió “categóricamente” toda implicación.
La Casa Blanca endureció súbitamente el tono con relación al presidente sirio, a quien responsabilizó por ese “acto odioso”. La condena marca un punto de inflexión en las posiciones adoptadas recientemente por el presidente Donald Trump, que parecía aceptar la “realidad política” en Siria.
En una nota oficial, Trump afirmó que “el ataque químico perpetrado en Siria contra personas inocentes, incluyendo mujeres y niños, es reprensible y no puede ser ignorado por el mundo civilizado”, y acusó directamente a Asad.
A su vez, el secretario de Estado, Rex Tillerson, urgió a Rusia e Irán a ejercer su influencia sobre Asad para evitar que ocurran nuevos ataques con uso de armas químicas. Tildando el ataque de “intolerable”, Sean Spicer, portavoz de Trump, denunció un “acto condenable” del gobierno sirio.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunirá con carácter urgente para examinar las circunstancias de los bombardeos que alcanzaron a primeras horas de ayer a Jan Sheijun, en la provincia de Idlib, bastión de los rebeldes y yihadistas en el noroeste de Siria. “Oímos bombardeos. Corrimos dentro de las casas y había familias muertas. Vimos niños, mujeres y hombres muertos en las calles”, contó a la agencia AFP un testigo, Abu Mustafá. Videos de militantes antirrégimen mostraban cuerpos sin vida sobre las calzadas y otras personas aquejadas por espasmos y episodios de asfixia. Las víctimas “tienen las pupilas dilatadas, convulsiones, espuma saliéndole de la boca”, explicó Hazem Shahwane, un socorrista entrevistado en un hospital de la ciudad. Al menos 11 niños fallecieron, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) con sede en Londres.
Se trata del “segundo ataque químico más mortífero del conflicto en Siria”, luego del que causó más de mil 400 muertos en 2013, dijo la organización, que no pudo precisar qué tipo de gas tóxico se había utilizado. El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, declaró que el orgaanismo quiere “identificar claramente las responsabilidades” y que los autores del ataque con armas químicas en Siria “rindan cuentas”.
Al caer la tarde, el ejército sirio desmintió “categóricamente haber usado sustancias químicas o tóxicas en Jan Sheijun” y subrayó que “nunca las usó, en ningún momento, en ningún lugar y no lo hará en el futuro” en un comunicado publicado en la agencia oficial de noticias Sana.
El gobierno sirio, que ratificó la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas en 2013, ha desmentido en muchas ocasiones el uso de armamento químico, pero las acusaciones se suceden y una investigación dirigida por la ONU acusó al gobierno al menos de tres ataques con clorina, en 2014 y 2015. El ataque coincidió con el inicio de una conferencia de dos días en Bruselas sobre el futuro de Siria auspiciada por la Unión Europea y la ONU, pero no se prevé la asistencia de algunos actores claves como Rusia o Turquía. m