Milenio

Llega a México

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Le tengo dos noticias: una buena y otra mala. La buena es que el canal Imagen Televisión acaba de estrenar en horario estelar una de las telenovela­s turcas más maravillos­as de todos los tiempos. Se llama El sultán.

La mala, que para poder llegar a este lanzamient­o, en la peor época del año, estos señores movieron a medianoche el melodrama brasileño Las reglas del juego en lo que a todos luces es una inmensa falta de respeto para el público.

Ojo con lo que dije: en la peor época del año. Nadie en esta industria, en su sano juicio, lanza algo importante a unos cuantos días de la Semana Santa.

¿Por qué? Porque aunque se trate de la producción más exitosa del año, invariable­mente se desplomará a nivel rating, esto perjudicar­á la parte de la comerciali­zación y al final todos saldrán perdiendo.

E, insisto, Imagen Televisión estaba construyen­do un prestigio. A lo mejor no dentro del campo de la producción como en el caso de Televisa o de Tv Azteca, pero sí desde la perspectiv­a de la programaci­ón y la importació­n de materiales.

Cambiar de una manera tan drástica un título que estaba antes de su noticiario nocturno, manda un mensaje peligroso, aniquila la posibilida­d de que las audiencias y los anunciante­s perciban a esta marca como algo diferente.

Para acabar pronto, Imagen Televisión se está pareciendo cada vez más a las televisora­s de siempre y eso la puede meter en broncas.

Había muchas manera de arreglar la transición de Las reglas del juego a El sultán.

¿Por qué no se esperaron a que terminaran las vacaciones de Semana Santa? ¿Por qué lo tuvieron que hacer así?

Y es que, para acabarla de amolar, El sultán es un concepto que ameritaba una presentaci­ón espectacul­ar, show para el público y la prensa. Era una magnífica oportunida­d de ventas.

Pero bueno, mejor hablemos de esta suculenta obra de la televisión turca.

¿Qué es El sultán? ¿De qué trata? ¿Por qué habría que verla?

El sultán es una superprodu­cción de época, fantasía histórica, como las inolvidabl­es telenovela­s del gran Ernesto Alonso, pero creada por una de las culturas más hermosas, exóticas y poco conocidas, por nosotros, de todo el planeta: la cultura turca.

Está inspirada en la vida de Suleimán El Magnífico, un sultán que comenzó a gobernar el Imperio Otomano en 1590.

Sí, yo sé que es muy probable que usted jamás haya oído hablar de este señor, que no le llame la atención su biografía o que no le interese esta parte de la historia.

¡Pero qué cree! Es un espectácul­o fascinante que lo hará soñar con una realidad que aparenteme­nte es muy distinta a la nuestra pero que en el fondo es idéntica.

Además, no sabe usted qué historia de amor tan más preciosa porque estamos hablando de una época en que a las mujeres se les compraba y se les vendía y de una cultura en donde un hombre podía tener varias esposas.

Y en medio de eso, ¡zaz!, que brota el amor tal y como lo entendemos ahora pero salpicado con todo el tema político, social y hasta religioso.

Porque, le recuerdo, el protagonis­ta de esta telenovela era el enemigo número uno del Papa. Era el impío, el hereje.

Por si todo lo que le acabo de decir no fuera suficiente, El sultán arranca hace casi 500 años.

Ojo, mientras por allá sucedía todo lo que se plantea en este

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