Casa nueva, fuera fontaneros
La vieja casa está en ruinas. Putrefacción de toda la clase política, partidocracia le llamo, con todo tipo de obscenas prácticas de saqueo y enriquecimientos irritantes. Un Estado ausente, en el mejor de los casos, o abiertamente cómplice de las bandas criminales. Una creciente descomposición social con huachicoleros, feminicidios por doquier, guerra de pobres contra pobres en asaltos de todo tipo, incluyendo ejecuciones en los transportes públicos sin importar si se mata a niños. Es infernal.
Por múltiples y complejas razones o sin razones, no estamos ante una crisis, entendida como la definía Gramsci: cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer; mucho menos en el sentido leninista: los de arriba ya no pueden gobernar y los de abajo están listos para hacerlo.
Todo el edificio del sistema está en ruinas. El “modelo” económico sigue incrementando la desigualdad por más reformas estructurales que se impongan con Pactos por México, algunas de ellas tibias y tardías.
Sin ser apocalíptico, ni apostar a la vieja e inútil consigna mientras peor mejor, es la hora de pensar en poner en movimiento un proceso para construir una Casa Nueva.
El régimen político basado en el monopolio de los partidos es un putrefacto pantano de inmundicias. Todas las reformas hechas por los fontaneros durante estos últimos 40 años no han servido para construir un sistema capaz de crear mecanismo políticos que eviten los sistemáticos conflictos, aumentando el inmenso abismo que separa a esa partidocracia de la gente.
Cada vez más vemos escenas de choques violentos entre todo tipo de comunidades, facciones, grupos, cárteles, enfrascados en combates entre sí o con los aparatos militares. Por desgracia son cada vez más frecuentes los “operativos” con saldos trágicos, casi siempre muy desiguales. Víctimas dos o tres veces mayores entre la parte que se enfrenta a las policías, destacamentos militares, sean de la PF, del Ejército o la Armada.
Los casos de ejecuciones al modo de Tlatlaya siguen ocurriendo.
El sistema político no da para más. Antes que sea demasiado tarde hay que construir una casa nueva. Basta de reparaciones hechas por los fontaneros. M