Declinaciones falsas, muertes verdaderas
Mejor será decirlo en palabras de Amado Nervo: ...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno! Y contrariando al poeta, hay que decir que ¡vida no estamos en paz! y todos nos la debemos ante el escenario actual que ha quedado envuelto por la violencia y la crisis electoral.
Un país estancado y sin perspectiva, donde lo electoral no es sinónimo de democracia, sino de batallas feudales entre pequeños príncipes, que siendo incapaces de unificar, luchan entre ellos para que nadie gobierne.
En esa descomposición, la muerte nos rodea entre el barullo de la demanda falsa que exige la declinación de los contrarios y que en la comedia de llamados a la unidad se ve el intento de justificar derrotas o triunfos de la falta de ética y congruencia, pues ante la debilidad de los feudos familiares, hoy deciden y ganan los peores.
Este lunes 15 del mayo eterno, amanecimos con la noticia del asesinato de dos compañeros de la gastronomía —el chef y el gerente— durante un asalto, que conmociona al sector restaurantero de la ciudad.
Luego llegó desde Sinaloa la noticia del asesinato de Javier Valdez Cárdenas, periodista y escritor, el cual suma un crimen más contra periodistas, cuya cifra describe el grado de violencia en el país y la crisis de gobernabilidad existente, pues los delitos se cometen en todos los sectores, edades y actividades que van desde las universidades, los turistas, municipios, pueblos, policías y soldados.
Y ya para cerrar el lunes sombrío, la muerte llegó al arte conceptual con el fallecimiento de Felipe Ehrenberg, gran ser humano dedicado al arte, la cultura, el saber y la construcción de identidades, dejando en el ánimo nacional el peso de la muerte, sin hacer diferencia entre las violentas y las de causa natural.
Entre esa pesadumbre, las elecciones, candidatos y sus contenidos se han convertido no solo en una caricatura, sino en un amasijo de falsas opciones, llamados a la unidad que dividen, luchas contra un poder decadente que sobrevive gracias a la mediocridad y pulverización de sus oponentes.
Este es un instante de México, una fotografía, mucho más exacta que todas las encuestas que pregonan las simpatías por los que ofrecen que el adversario es peor.
Es un momento dónde lo único que declina es el ánimo por la solución del país. Donde todo está disperso y el discurso político no satisface ni resuelve la pregunta popular que busca una opción a manera de respuesta.
Los asesinos, los peores y mediocres, se han apoderado del país. M