México se puede equivocar en las elecciones
La elección en el Estado de México está a la vuelta de la esquina; la posibilidad de que el PRI pierda ese bastión no me preocupa “per se”, provoca nerviosismo el hecho de que gane Morena y, con todo respeto, su mal preparada candidata. Lo poco que veo, leo y sé de ella me lleva a pensar que tampoco es apta para gobernar un estado tan importante, ya que no es culta ni tiene experiencia, y al igual que todos, la corrupción la rodea; servir a un estado implica una gran responsabilidad y demanda una gran preparación, con la que no cuenta.
Mi intranquilidad no se limita a los líderes, va más allá; me inquietan sus equipos, quiénes los circundan y cómo se asesoran. Muchos de esos “nuevos líderes” están rodeados por personajes que han sido filmados contando, dando y recibiendo dinero, mismos que ¡ocuparán puestos en el gabinete!
Desafortunadamente, México vive, en grado superlativo, ese odio a la clase política, que nos está orillando a tomar peores decisiones. Quien decide enojado o con el estómago se equivoca; con tal de que no gane el PRI, que gane el que sea, pero el que sea puede ser peor, pregúntenle a EU si está mejor con “lo que sea...”
De lo que veo y leo, la mejor opción sería el candidato del PRD, pero a estas alturas y sin coalición no creo que le alcance para ganar. Sirva también esta experiencia para la elección de 2018, pues los partidos no pueden ir solos para hacerle frente a Morena; actualmente no hay un líder —un Emmanuel
Macron mexicano— que pueda ir solo. Si continúan con su soberbia los partidos fuertes, y peleándose al interior, peor aún.
Mi área es la económica-financiera, y este tema me preocupa y ocupa porque la visión de Estado de esos líderes y sus propuestas se quedan cortas con lo que México necesita; su visión sobre las reformas energética y fiscal, las políticas públicas y distribución del gasto son obsoletas, populistas y demagógicas.
Hoy, esa corriente populista se aprovecha de lo mal que lo han hecho el PRI y el PAN para cautivar al elector con “música para sus oídos”; dicha música en EU es: “Voy a hacer un muro que pagarán los mexicanos y voy a engrandecer a Estados Unidos, regresando los empleos que nos robó la globalización”. Puras mentiras, discurso vacío, falto de sustento pero pegador. Aquí, uno gana votos hablando del avión presidencial, del despeñadero y del gorgojo... Es preocupante la situación financiera y económica de México, su estructura fiscal, su corrupción e impunidad, su inseguridad y hacia dónde nos llevarán esos seudolíderes que aprovechan una coyuntura fatal. Nos hunde en el desasosiego que estamos mal, y que nos puede llevar a estar mucho peor.
Y todo esto ¿tiene relación con la economía?, ¡por supuesto que sí!: cuánto vamos a crecer, cómo se comportará el peso, la inflación, la salud financiera, etcétera; hay que pensar detenida e inteligentemente si todo esto lo pondremos en manos de “el o la que sea”.