Adam Zagajewski, el poeta de los quebrantos del exilio
El jurado del galardón sitúa su obra como heredera de autores como Rainer Maria Rilke, Czeslaw Milosz y Antonio Machado
El autor polaco fue propuesto por los escritores John Bainville y Richard Ford
El sentido ético de la obra del poeta Adam Zagajewski fue reconocido ayer con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, un galardón que distingue por primera vez a la literatura polaca a través de un autor al que su oposición al régimen comunista le costó 20 años de exilio.
Zagajewski (1945) fue galardonado por una obra poética y memorística que refleja los quebrantos del exilio a través del cuidado por la imagen lírica, en una obra que el jurado del galardón sitúa como heredera de Rilke, Czeslaw Milosz y Antonio Machado.
Considerado un intelectual valiente, capaz de escapar del universo de las palabras para luchar por la libertad de sus compatriotas, la vida del autor de poemarios como Deseo y Tierra del fuego está vinculada al exilio desde su infancia, ya que nació en Lwów (actualmente Lviv, en Ucrania), una ciudad que entonces pertenecía a Polonia.
Zagajewski se trasladó junto a su familia a la Silesia polaca primero y a Cracovia después, donde estudió Psicología y Filosofía en la Universidad Jagiellonia, en una ciudad donde se gestó la figura del poeta libertario y se convirtió en uno de los máximos exponentes de la llamada Generación del 68.
Bebió de la tradición de la poesía polaca y se adentró en el terreno de la reivindicación política al firmar varios manifiestos en los que se pedía más libertad, frente al control que imponía el gobierno polaco en la órbita soviética.
Tras ver prohibida su obra por el gobierno comunista, se exilió en 1982 en Francia y Estados Unidos; volvió a Polonia hasta 2002, después de la caída del comunismo.
En las últimas décadas sus poemarios pasaron a ser más contemplativos para adentrarse en el terreno de lo biográfico y existencial en obras como Solidaridad y soledad y Antenas. “La poesía está en otra parte, más allá de las inmediatas luchas partidistas, e incluso más allá de la rebelión —aun la más justificada— contra la tiranía”, afirmó entonces el poeta.
Su candidatura al Premio Princesa de Asturias fue propuesta por dos antiguos galardonados: John Banville y Richard Ford.
Tras conocer el fallo del jurado, Zagajewski aseguró que sigue siendo un intelectual crítico, especialmente con el gobierno de su país, aunque reconoce que ha dejado atrás la poesía reivindicativa para defender métodos de protesta más prácticos. “Soy crítico con el gobierno actual de Polonia, y me parece que muchas de sus decisiones son un ataque contra la democracia. Pero creo que en este momento la poesía ya no es la mejor arma para mostrar oposición: ahora lo más importante es salir a la calle y protestar pacíficamente”, señaló.
Desde Cracovia, donde reside, el autor se mostró feliz por recibir un galardón procedente de España, “el reino de Cervantes” y un país “indispensable para entender Europa”, por el que confiesa sentir un profundo amor y del que admira a los autores de la Generación del 98 y a García Lorca.
Zagajewski se une así a premiados como Paul Auster, Claudio Magris, Arthur Miller, Doris Lessing, Günter Grass, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Juan Rulfo.
El de las Letras es el sexto premio Princesa que se falla en su edición 37, tras los concedidos a William Kentridge (Artes), Les Luthiers (Comunicación y Humanidades), Hispanic Society of America (Cooperación Internacional), la selección de rugby de Nueva Zelanda (Deportes) y a Karen Armstrong (Ciencias Sociales).
Richard Ford, quien obtuvo el premio el año pasado, dijo que considera a Zagajewski como un escritor “verdaderamente excepcional”, cuya “poesía luminosa, profunda, a veces irónica, pero siempre lírica, maneja ese raro triunfo del escritor: el de ser político pero, a la vez, sumamente humano en un gesto continuo, complejo e irresistible”. Añadió: “Es la suya una escritura que debemos emular todos los que nos preocupamos por la marcha de nuestro mundo, marcha que seguimos las almas corrientes”.
La entrega de los premios, dotados con 50 mil euros y la reproducción de una escultura diseñada por Joan Miró, se celebrará en octubre en Oviedo, en ceremonia presidida por los reyes. m