Milenio

DARÁ CONCIERTO HOY EN EL PALACIO DE BELLAS ARTES La música, el lenguaje de las emociones: Maxim Vengerov

El violinista ruso dijo a MILENIO que “de vez en cuando hay presentaci­ones en que el alma se encuentra con el cuerpo y su espíritu más alto”

- Xavier Quirarte/México

Tres años después de su debut en el Palacio de Bellas Artes, el violinista ruso Maxim Vengerov regresará al recinto hoy a las cinco de la tarde. Con un programa que incluirá obras de Johannes Brahms, César Franck y Maurice Ravel, será acompañado por el pianista Vag Papian. El concierto será transmitid­o en vivo en el programa La cultura a-pantalla y vía streaming.

En su visita anterior, el violinista compartió su sensibilid­ad en una charla amena en la que le pregunté: “Si tuviera que explicarle a un niño qué es la música, ¿qué le diría?”. Su respuesta: “Es como la naturaleza, como los colores de las cuatro estaciones. Es como la poesía, es como hablar, como dos personas conversand­o. Pero es más profunda, porque podemos hablar con la música y todos entienden. Es el lenguaje de las emociones y la mayor parte de la gente puede entender”.

Ganador del Concurso de Violín Junior Wieniawski a los 10 años, en 1974, año en que grabó su primer disco, Vengerov ha tenido una carrera que lo ha llevado a trabajar con directores como Daniel Barenboim, Zubin Mehta y Mstislav Rostropovi­ch. Además de presentars­e en las mejores salas de concierto y tener una discografí­a importante, es director y docente.

De aquella charla compartimo­s estos fragmentos.

La música, como el esperanto. La música es como el esperanto: algo que todos pueden entender, une a la gente y nos da la oportunida­d de hablar este lenguaje como algo universal. Hubo la intención de crear el lenguaje universal, el esperanto, que nunca funcionó, pero la música sí. Si pones a 10 personas en una sala de concierto te das cuenta de que van a estar en desacuerdo en muchas cosas: en temas religiosos, políticos o étnicos. Pero si les pones la música más extraordin­aria estarán de acuerdo en que les encanta. Eso es la música.

Nuestro espejo. La música es como nuestro espejo, va más allá de los conciertos y el conocimien­to sobre ella. No necesitas saber sobre música, lo único que necesitas es sentarte y relajarte. No te sientas mal si no entiendes tanto sobre la música. Es como entrar a una galería de arte: en ocasiones no estamos familiariz­ados con el estilo de un pintor, pero nos llevamos esa informació­n con nosotros. La forma en que el cerebro trabaja es asombrosa, porque lo hace con flashazos de informació­n, absorbe lo importante y filtra lo que no es importante.

Poder curativo. Siempre tenemos que darnos la oportunida­d de abrazar la belleza, que es arte, es música. Cuando nos sentamos en una sala de conciertos durante dos horas somos diferentes porque potencialm­ente la música es curativa. En la Grecia antigua la música era prescrita a los pacientes, así que la música también es curativa. Sobreestim­amos la importanci­a de la gran música. Para mí la gran música son las obras de compositor­es como Beethoven, Mozart y tantos otros, pero también la folclórica. También hay buen pop, maravillos­o, pero se basa en el folclor y la tradición clásica, así que no es nueva. La clásica, tocada a su nivel más alto, da grandes beneficios al cerebro humano.

La situación más extraña. Creo que la situación más extraña para tocar música es cuando nadie quiere escucharte. Una o dos veces tuve que tocar en fiestas, una de ellas fue en Año Nuevo, donde todos estaban borrachos —ríe— y nadie necesitaba escuchar música. Así que resultó una pérdida de tiempo para la música, porque no les importaba que estuviera tocando. El público necesitaba que los entretuvie­ra. Esa fue la situación más extraña. La gran música merece ser escuchada con atención o, al menos, en silencio para abrazarla.

La magia. De vez en cuando hay presentaci­ones en que el alma se encuentra con el cuerpo y su espíritu más alto. Mi meta como ejecutante es incrementa­r siempre ese nivel. Si eso no sucede, lo que pasa en ocasiones, es algo normal, pero aun así el público recibe mucho, porque mis estándares son cada vez más altos de lo que pudieran criticarme. m

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El músico interpreta­rá obras de Brahms, Franck y Ravel, acompañado por el pianista Vag Papian.

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